Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
De políticas y cosas peores
2016-12-29 | 09:57:22
Doña Clorilia estaba muy orgullosa de
la pérgola que había hecho construir en
el jardín de su casa, especie de pequeño
kiosco. Se preocupó, sin embargo, cuando
vio en ella a su hija muy amartelada
con el novio. “¡Susif lor! -la llamó con
alarma-. ¿Besaste a Libidio en la pérgola?”.
“¡Oh, no, mamá! -respondió la
muchacha ruborizándose hasta la raíz
de los cabellos-. ¡Lo besé solamente en
los labios!”...
En el romántico paraje llamado El
Ensalivadero, a la luz de la luna llena,
el ardiente galán le dijo a su chica: “¡Te
quiero apasionadamente, Dulcibel! ¡Te
amo, te adoro, te idolatro! ¡No podría
vivir sin ti!”. Preguntó ella, ilusionada.
“¿Te casarás conmigo?”. Respondió el
joven, impaciente: “No me cambies la
conversación”...
Pasó el camión de la basura y salió a
toda prisa doña Macalota llevando la suya
en una bolsa. Vestía una bata vieja y rota;
calzaba pantuflas desgastadas; traía los
pelos en desorden y en la cara mostraba
los restos de una crema de sospechoso
color. Al llegar al camión se percató de
que los encargados habían tapado ya
la cubierta. Preguntó: “¿Llego tarde?”.
“No -le respondió uno de los hombres-.
Súbase”...
Reza una sabia sentencia popular.
“Los dichos de los viejitos son evangelios
chiquitos”. Y un refrán de viejos dice a
propósito de los años, según su cifra termine
en número par o número non: “Año
de nones, año de dones. Año de pares, año
de pesares”.
Calamitoso fue, en efecto, este año par
que ya se va. Enunciar las desdichas que
en él se abatieron sobre el mundo es recordarlas;
numerar los hechos desastrados
que a México trajo el 2016 es revivirlos.
Hambre, guerra, violencia, crimen,
terrorismo fueron sólo algunos entre los
muchos agobios que se vieron en este año
considerado por muchos como uno de los
peores de la época reciente.
Sobrevino, inesperado, un mal mayor
que tiene nombre: Donald Trump. Ya
veremos que el surgimiento de ese hombre
tan poco humano acarreará problemas a
su nación, al mundo y particularmente
a México.
No debemos, sin embargo, perder la
esperanza y la fe en nosotros mismos.
Confiemos en que, efectivamente, el
siguiente año será de dones, y sigamos
trabajando por el bien de nuestra casa,
de nuestro país, de nuestro mundo.
Don Cornulio se compró un perico.
Tiempo después uno de sus amigos le
preguntó: “¿Qué fue de aquel cotorro que
compraste?”. Respondió con disgusto el
señor: “Lo eché de la casa por malhablado.
Cada vez que veía a mi mujer gritaba: “¡Piruja!
¡Piruja!”. Dijo el amigo: “Entonces
no lo echaste por malhablado. Lo echaste
por fisgón”...
El recién casado se quejó en el hotel:
“¿Por qué pusieron en la suite nupcial un
colchón de agua? Eso me parece vulgar
y de mal gusto”. Se justificó el administrador:
“Es que todos los demás nos los
quemaban”...
El jefe vikingo y su asistente iban
pasando por un prado cuando fueron
embestidos por dos enormes toros que
no los cornearon, pero hicieron con ellos
algo que desde el punto de vista del honor
de un guerrero es aun peor. Masculló el
ayudante sacudiéndose el polvo después
del atentado: “Le digo, jefe, que debemos
dejar de usar esos cuernos que llevamos
en el gorro. Con ellos parecemos vacas”...
Lorenzo Rafael y María Candelaria
se encontraron en el camino. Preguntó,
tímido, el muchacho: “¿Ti acompaño,
María?”. “¡No, mira qué! -contestó la
muchacha, recelosa-. ¡Luego vas a querer
abrazarmi!”.
Le dijo Lorenzo Rafael: “¿No ves que
voy cargando una gallina y arrastrando
una chiva, y que llevo además un talache y
una cubeta? Así, con las manos ocupadas,
¿cómo podría abrazarti?”.
“¡Sí, mira qué! -replicó
María Candelaria-.
Clavas el talache en el
suelo; amarras a la chiva
en el talache; luego
metes a la gallina abajo
de la cubeta, y después
me abrazas. ¿A poco
no?”.FIN.
MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
El padre Soárez le dijo al Cristo
de su iglesia:
-¡Qué hermoso milagro, Señor,
hiciste con Santa Eduviges! Su marido
le prohibió que diera limosna a
los pobres, pero cierto día un niño
le pidió un pan. Ella fue a traerle
uno escondido en los pliegues de
su manto. El esposo le preguntó:
-¿Qué llevas ahí?
-Flores -respondió Eduviges.
-Quiero verlas.
Eduviges abrió su manto. El pan
se había convertido en un florido
ramo.
Le dijo Jesús al padre Soárez:
-Otro milagro hice, más hermoso
todavía. Una muchacha llevaba
flores a su amado, al que su padre
odiaba injustamente.
-¿Qué llevas ahí? -preguntó éste.
-Un pan -respondió ella.
Abrió su manto. Y en efecto, el
ceñudo hombre vio un pan en vez
de flores. Aprende, Soárez, que es
hermoso el milagro que sacia el
hambre de pan, pero más hermoso
es el que sacia el hambre de amor.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“...Terminará la temporada de
fiestas...”.
Hay críticos muy agudos
que dicen que pasa ya,
pero que continuará
la temporada de crudos.

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