Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
La corrupción somos todos
2016-10-01 | 20:44:57
La democracia como modelo y sistema de gobierno llega a su fin, cuando esta visto en el agotamiento del formato, los políticos en el mundo que acceden al poder por medio del engaño, la simulación y hasta la represión, son parte de una traición al pueblo y por lo mismo, luego viene el desencanto.

Los políticos aliados al poder explotador que mueven al mundo, utilizan una retorica muy desgastada que a nadie convence y por eso cuando se pierde el rumbo de un país, ya la gente no se sorprende.

Por sistema los gobernados ya no se preocupan, ni se alteran y menos dejan de dormir cuando los políticos se debaten supuestamente entre la vida y la muerte, metafóricamente hablando en aras de los tiempos electorales.

Claro que la democracia no es perfecta y también está demostrado que no se constituye en la mejor forma de gobierno.

Antes, a Estados Unidos se le veía como un modelo de democracia y hoy lo que evidencia, es un modelo de corrupción y desgano de los electores porque disputan el poder presidencial dos personajes de dudosa reputación moral, ética y sin compromiso humanístico.

Cuando en la democracia todos mienten, se presenta el desorden global y desde todos los rincones del mundo se evidencia que los políticos en su mayoría les gusta meter la mano en el cajón del dinero público, y también hacer que la balanza de la justicia y de los jugosos negocios se incline hacia los poderosos beneficiarios, y esto es en todas las democracias del orbe.

En el caso mexicano, lamentable y como un simple desliz de los muchos del presidente Enrique Peña Nieto, hace gala una vez más de su desangelado discurso que pudo ya ser poner en la picota el declive del partido en el poder, cuando expresa que en México nadie escapa a la corrupción.

“Si hablamos de corrupción, no hay nadie que pueda aventar la primera piedra. Dijo el presidente Enrique Peña Nieto, al inaugurar la Semana Nacional de Transparencia 2016.
“Porque este tema que tanto lacera, la corrupción, lo está en todos los órdenes de la sociedad y en todos los ámbitos. No hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra, todos somos parte de un modelo que hoy estamos desterrando y desando cambiar, para beneficio de una sociedad que es más exigente y que se impone nuevos paradigmas”, aseguró el presidente Peña Nieto, ante representantes de los poderes Judicial y Legislativo, así como de sindicatos.
Aquí, se recupera aquella vieja frase en tiempos de José López Portillo, cuando en su campaña presidencial decía: “la solución somos todos”. Y en la maledicencia del pueblo se quedó al final en aquella de que “la corrupción somos todos”.

De ser cierta la expresión peñista, desde este se caería todo el sistema político nacional de administración, de justicia y de expedir las leyes.

Sólo imaginar eso, pone en peligro aun más a las actuales generaciones que son ejemplo de cambio y transformación, cuando con orgullo hay que dar cuenta que salen adelante pesar del mal ejemplo de algunos políticos y no todos, de algunos malos empresarios, y no todos, y de algunos maestros y no todos, por cierto, por citar algunos ejemplos.

En la nueva generación de niños jóvenes y personas adultas, existe una nueva mentalidad, una nueva conciencia colectiva y social de no caer en la corrupción, menos permitirla.

Se da un ejemplo de sustentabilidad en una conciencia elevada por la protección del medio ambiente y ya la gran mayoría de este país no tira la basura en las calles y existe un compromiso de reciclar y clasificar la basura orgánica e inorgánica.

Precisamente, hay quienes confunden robo con poder público, en el ánimo de llevarse los recursos públicos en cantidades impensadas que por cierto, algunos llevan a paraísos fiscales provocando aun más gravedad en materia de pobreza, pobreza extrema y la miseria de quienes no tiene acceso a alimentos, medicinas y lo básico para sobrevivir, pero aun así la gente vive feliz sin pensar en el anhelo de tener que sólo conduce a un materialismo utópico que no resuelve las grandes contradicciones de la vida.

En México, la gran mayoría de este país es parte de una población honesta y muy comprometida con vivir en sociedad o en comunidad. Las reglas son claras el respeto a la ley y a todo lo que rodea, incluida la vida de los animales, que también sienten dolor.

No es cierto, entonces la temida frase de que la corrupción invade al país, los niños y los jóvenes son el ejemplo de una nueva visión y lo más grave es que a muchos se les ha quitado ese derecho de vivir.

Los políticos en su mayoría necesitan mucho de estudio de desarrollo humano, hay que prepararlos y concientizarlos para entiendan que los recursos que operan no son propios y que al final cuando salen de nuevo a pedir el voto, la gente simplemente les dice. Ya no. Y ese el verdadero poder ciudadano. Por el que hasta se convierten en ángeles o demonios.

El gran amigo colega y maestro del periodismo Edgar Hernández, escribió en su leída columna Línea Caliente con el gran poder de su pluma y de su credibilidad, y como en la “Guerra de los Mundos” del 30 de octubre de 1938, Orson Welles (1915-1985) y el Teatro Mercury en EU, bajo el sello de la CBS, adaptaron el clásico La guerra de los mundos, novela de ciencia ficción de H.G. Wells, a un guion de radio.
La historia es una adaptación del libro La guerra de los mundos. Los hechos se relataron en forma de noticiario, narrando la caída de meteoritos que posteriormente corresponderían a los contenedores de naves marcianas que derrotarían a las fuerzas norteamericanas usando una especie de rayo de calor y gases venenosos.
La introducción del programa explicaba que se trataba de una dramatización de la obra de H. G. Wells; en el minuto 40:30 aproximadamente aparecía el segundo mensaje aclaratorio, seguido de la narración en tercera persona de Orson Welles, quince minutos después de la alarma general del país, que llegó a creer que realmente estaba siendo invadido por seres extraterrestres.
Edgar Hernández, cimbró y también, puso a temblar y a correr a miles, cuando hasta hizo ver en actuación a elementos federales haciendo cateos en alguna propiedad de un político veracruzano, ligado con el PAN.

Todos dieron amplia lectura y al final cuando ya todos daban como un hecho la información, con caballerosidad y pulcritud el famoso periodista por la noche del viernes, pidió una disculpa pública porque los datos proporcionados, dijo que fueron erróneos.

Por lo pronto las “corretizas”, diarreas gratuitas, dolores de cabeza, calambres, mareos, estertores estomacales, subidas de glucosa y de presión, principios de infartos, envejecimiento prematuro, idas al médico y hasta hospitalización, con las clásicas caídas de los sueños de muchos en horas se hicieron polvo, y sin dejar pasar las tradicionales mentadas de madre entre unos y otros a diestra y siniestra. Todo esto poder el poder de la pluma del ex jefe de prensa de don Fernando Gutiérrez Barrios, siempre reconocido por su profesionalismo.

En otro asunto, también el auto-destape del secretario de gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, puso a temblar a propios y extraños, cuando alerta que quiere ser candidato presidencial y sin la venia de EPN, ¿será? Así las cosas.

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