Por Maquiavelo
Columna: Se dice que
Sentencias dictadas
2016-06-26 | 21:35:39
En ninguna época de la transición de un gobierno de Veracruz hacia una nueva administración estatal había ocurrido tal tirantez y problemas tan serios como los que están ocurriendo con la salida de Javier Duarte de Ochoa y la llegada del expriísta Miguel Ángel Yunes Linares.

Ni siquiera cuando el arribo de Agustín Acosta Lagunes e Ignacio Morales Lechuga, donde se persiguió al grupo de Hernández Ochoa donde figuraba entre los perseguidos Yunes Linares, existió tal tensión porque todo ello ocurrió cuando el nuevo gobernador ya había tomado posesión y no como ocurre que aún faltan varios meses y el golpeteó entre él que entra y él que sale parece pelea de barrio.

Hay un espíritu de venganza que no se puede ocultar donde se pierden todas las normas de conducta política. Tienen ciertas razones motivadas por las acciones desesperadas de la administración duartista de crear una cortina de acero de impunidad y dejar de tal modo el gobierno que resulte complicado a los nuevos funcionarios enderezar la nave que se esta hundiendo.

Cancelar cualquier opción de ingresos de recursos públicos para solventar los inminentes compromisos es la tarea encomendada a los miembros del gabinete duartista conscientes que están fichados y que no hay salidas. Los funcionarios más cuestionados son del Órgano de Simulación conocido como el Orfis, la Contraloría que sería una lavandería de recursos, los de Finanzas y el fiscal.

Cuestión de niveles

Durante la inauguración del complejo petroquímico Etileno XXI no subieron al presídium al gobernador electo Yunes Linares por más que se tomaba fotos con el secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell y el director de Pemex José Antonio González Anaya, figuras estelares de este evento.

Los propietarios de esta planta del grupo Braskem-Idesa le dieron preferencia a Flavino Ríos secretario de gobierno y a los embajadores de Brasil y México, Enio Cordero y Beatriz Paredes, respectivamente.


El final del cacicazgo

De que le ha llovido al grupo político que encabezara Carlos Brito en el sur del estado de Veracruz pareciera tormenta judicial por las denuncias que amenazan con guardar un tiempo bajo la sombra a las figuras más destacadas de ese cacicazgo que intentaron dominar el municipio de Coatzacoalcos. Diputados federales, exigen a la PGR, que informe sobre el avance de acusaciones en contra de Marcelo Montiel, Víctor Rodríguez Gallegos (candidato perdedor) y Wiliado Córdoba Montera, todos ellos ex funcionarios de Sedesol estatal, inculpados de desvío de recursos públicos por 800 millones de pesos.

Protegidos del exgobernador Fidel Herrera y que ahora coquetean abiertamente con el candidato electo Miguel Yunes Linares traicionando a Javier Duarte de Ochoa.

Era un mito sobre el poder político que presumían este grupo que se remonta a la época de Dante Delgado cuando le dio oportunidad a Carlos Brito de ser alcalde de Coatzacoalcos cuando ocurrió el asesinato del entonces presidente municipal Juan Osorio López. El entonces gobernador cometió un ilícito al nombrar a Brito Gómez cuando legalmente le correspondía al suplente.

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