Debe ser uno de los oficios más tristes el de trabajar como político. En la gran mayoría de los casos el obtener un cargo de relevancia en el quehacer oficial depende del padrino. Si al protector le va a bien al funcionario asegura que tendrá un buen cargo.

En las últimas semanas se habla de manera continua que los aspirantes más firmes a la gubernatura son los senadores José Yunes y Héctor Yunes, suben y bajan, de acuerdo a como les va a sus padrinos, Luis Videgaray Caso y Manlio Fabio Beltrones Rivera.

Debe ser lamentable para un ser humano que lo valoren de acuerdo a otra persona. Que no se les reconozcan su capacidad y talento propios.
Ser protegido y dependiente debe ser el apodo más molesto.

En las encuestas realizadas se afirma quien es él más conocido y de acuerdo a ello es la ventaja que artificialmente se asegura que es el precandidato que se encuentra mejor posicionado. En esos estudios de mercado no se analiza quién es el mejor, el más preparado para la función que va a desarrollar, el administrador más capaz y lo que debiera ser fundamental, el más honesto.

Lo que cuenta en Veracruz quien es más popular y quién está detrás de él.

Por eso estamos como estamos.

Se escoge al que conviene a los intereses y compromisos con el que decide, no al más preparado o la persona más sobresaliente en esa área específica en el que se le va a nombrar.

El escogido es una persona subordinada de quien lo seleccionó. Y al sucesor le resulta difícil sacudirse esa perniciosa tutela.

En la entidad veracruzana por existir un presidente de Acción Nacional fueron los gobernadores del PRI, lo que seleccionaron al que debería relevarlo. En el caso de Miguel Alemán se inclinó por Fidel Herrera Beltrán por ser el que se encontraba más adelantado, ese fue su único argumento. Como senador y coordinador de su campaña era la persona que había recorrido todos los rincones del estado.

Reconoce Alemán Velasco de manera pública que se equivocó, ya que no era la persona idónea para el cargo.

Fidel Herrera Beltrán fue él que decidió personalmente y atendiendo la recomendación de su señora esposa, Rosa Borunda, a quien siempre lo consideró fue al secretario de Finanzas, Javier Duarte de Ochoa, sería el que ocupara su lugar en el Palacio de Gobierno.

El deslinde entre uno y el otro nunca ha estado bien definido.

Para la próxima selección del candidato priista a Veracruz será el presidente Peña Nieto quien lo decida. Lamentablemente el jefe de la nación mexicana no destaca por ser una persona culta e inteligente y sus referencias como gobernador del Estado de México y como mandatario no son nada aceptables.

La prueba es el expedito equipo humano que lo acompaña en su gabinete.