Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Politiquero y demagógico
2015-07-08 | 09:14:55
Don Valetu di Nario, maduro caballero,
clamaba con tono de reproche dirigiéndose
al buen Dios: “¡Señor, Señor! Pusiste 206
huesos en el cuerpo del hombre, ¡y se te olvidó
poner uno donde lo necesitamos más!”...
A don Augurio Malsinado lo persigue
siempre un hado adverso. Cierto día le preguntó
a su anciana madre: “Mamá: ¿quién
es mi padre?”. La viejecita abrió el ropero y
sacó de ella una fotografía de grupo de los
Dorados de Villa. Le dijo a don Augurio:
“Escoge el que quieras, hijo mío. En la bola
no supe cuál de todos fue”...
Frase de Empédocles Etílez, beodo profesional:
“No puedes ahogar tus penas en el
vino. Siempre flotan”...
En la fiesta del Club Mercantil un tipo le
dijo a otro: “¡Mira qué mujer! ¡Con qué gusto
me la cogería!”. Replicó el otro, exasperado:
“Es mi esposa”. El tipo se apresuró a aclarar:
“Pagando, claro”...
El mal llamado Partido Verde Ecologista
lleva en su nombre tres mentiras: ni es partido,
ni es verde, ni es ecologista. Negocio de
familia cuya supervivencia depende ahora
de su mañosa alianza con el PRI, no puede
llamarse “verde” porque nada hace por la
conservación de los recursos naturales, y mal
puede jactarse de ser “ecologista” un grupo
que ha pedido, entro otros despropósitos, la
instauración de la pena de muerte en el país.
La prohibición de los animales en los
circos es una de las acciones más hipócritas
y demagógicas de esa organización que
desprestigia todo lo que toca.
Supongo que quienes propusieron y
apoyaron esa iniciativa son vegetarianos
absolutos que no beben leche ni comen carne,
huevos ni pescado; que no tienen mascotas
en sus casas; que nunca van a un zoológico ni
a una corrida de toros; que no suben jamás
a una de esas carretelas tiradas por caballos
que en Mérida o Guadalajara -o Nueva Yorkpasean
a los turistas por las calles.
Desde su origen mismo la criatura humana,
poseedora de esas valiosas herramientas
que son la mente y el lenguaje, ha ejercido
dominio sobre el mundo natural.
En virtud de esa supremacía ha aprovechado,
para bien y para mal, a otras criaturas
de la naturaleza, ya para alimentarse, ya
para servirse de ellas en su vida y sus labores.
Con algunos de esos seres ha establecido
una especie de pacto tácito que beneficia
tanto al hombre como a los animales. Éstos
aportan trabajo o compañía; el hombre les
da cuidado y protección.
¿Prohibirá el Partido Verde la entrañable
relación que se establece entre un hombre
y su perro? ¿Vetará que en las casas haya
gatos que dan misterio y quitan soledades?
La legislación que por la necedad de algunos
lograron implantar los de ese mentiroso
“partido” ha llevado a los animales de los
circos a una difícil situación que los prohibicionistas
nunca se cuidaron de prever.
Ayer esas criaturas eran artistas que daban
asombro y gozo a los niños y a los adultos
a quienes esos niños llevaban al circo; hoy son
seres cuya forma de vida les fue arrebatada
y que están condenados a muerte o a prisión
perpetua.
¿Que eran tratados con crueldad en los
circos? Posiblemente haya habido algunos
casos de esa conducta reprobable, pero a
quienes más convenía tratar bien a los animales
era a sus dueños.
Esa prohibición tiene bases tan endebles
que no habría podido prosperar si hubiesen
actuado el buen sentido y la razón. Pero ni
ésta ni aquél pueden tener parte ahí donde
imperan la demagogia y la politiquería.
Politiquero y demagógico es el Partido
Verde, que sobrevive sólo por la protección e
impunidad que recibe del acosado PRI y del
desprestigiado Instituto Nacional Electoral.
Ojalá algún día desaparezca esa mentirosa
empresa mercantil, y desaparezca con ella la
necia prohibición que malamente consiguió
imponer.
Don Cornulio llegó a su casa y encontró a
su mujer en la recámara, desnuda -la mujer,
no la recámara- y en estado de gran agitación.
Le preguntó: “¿Por qué estás sin ropa
a esta hora?”. Respondió ella, nerviosa: “Es
que no tengo nada qué ponerme”.
Don Cornulio fue al clóset y lo abrió.
Dentro estaba su compadre Pitorraudo. Le
dijo don Cornulio: “Qué bueno que lo veo,
compadrito, para que me sirva de testigo. Mi
mujer dice que no tiene nada qué ponerse y
mire usted: el clóset está lleno con su ropa”.
FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
El último texto de Malbéne ha escandalizado
a sus colegas teólogos. Yo
mismo, partidario del controvertido
maestro lovaniense, reconozco que sus
palabras son desconcertantes. En su
reciente artículo para la revista Lumen
dice lo siguiente:
“...Lo que importa es creer. En la
noche del alma la fe pone su luz, y en
las tormentas de la vida es áncora de
salvación. El que no tiene fe no puede
recibir el don de la esperanza, y su amor
carecerá de eternidad...”.
Seguidamente viene la frase de Malbéne
que indignó a muchos y a mí me
sorprendió:
“...La fe es verdad, aunque su objeto
sea mentira...”.
No sé cómo interpretar esa declaración
de aquel que ha dicho: “Es mejor
el bien sin teología que la teología
sin bien”. Tengo la certidumbre, sin
embargo, de que por encima de todo
-incluso a veces de la verdad- Malbéne
pone siempre el amor.
Eso me tranquiliza.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“...Grecia en bancarrota...”.
Politólogos muy duchos
comentan la situación
y hacen esta observación:
“En México, mal de muchos...”.

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