Se complica la designación Para el presidente Enrique Peña Nieto la próxima gubernatura del estado de Veracruz se ha convertido en un dolor de cabeza, porque pone en juego su propia sucesión presidencial. Y en este manejo de estrategias de cartas políticas futuras participan como simple observadores los aspirantes a suceder a Javier Duarte de Ochoa. El problema son los padrinos de Héctor Yunes landa y José Yunes Zorrilla. Darle el gobierno estatal a Manlio Fabio Beltrones o Luis Videgaray sería una señal muy clara de lo que se está proponiendo para el 2018. La pesadilla para los gobernantes priístas es que llegue a ganar un candidato de oposición, por la seguridad que tienen que los van revisar hasta por debajo de las almohadas y en el caso de Peña Nieto, se abrirán los expedientes de corrupción desde su desaseada administración como gobernador mexiquense. Si deja el mandatario que el actual coordinador de la bancada priísta en la Cámara de Diputados llegue a la dirigencia nacional del PRI o a la Secretaría de Gobernación, como se rumora, tendrá que sacrificar al legislador de Soledad de Doblado. Sería darle todo y ponerlo en un lugar destacado para que sea el próximo candidato presidencial. Lo cierto es que tiene una deuda con el exgobernador sonorense, ya que le entrego buenos resultados como operador en el Pacto por México y en la aprobación de las reformas estructurales. Beltrones Rivera como líder nacional del PRI recordaría a Roberto Madrazo quienes les marcó el camino para la candidatura presidencial. El alumno distinguido de Fernando Gutiérrez Barrios, tendría participación en la selección de los doce candidatos a gobernadores del año próximo y con esos compromisos tiene para llegar y hasta oponerse al que designe como candidato a suceder al presidente Peña Nieto. Esa situación facilita el arribo de Pepe Yunes, quien en forma personal no creería que le sea conveniente una minigubernatura que a nadie satisface. Es un tiempo tan breve que ni siquiera podría cambiar el mobiliario de la oficina y mucho menos arreglar a su estilo de vida la cada vez más ampliada casa de gobierno. Desconocería hasta la ubicación del baño más cercano. En ese corto intervalo ni siquiera se aprendería los nombres de sus secretarias y recepcionistas , mucho menos quien es el personaje que maneja el elevador privado desde años atrás. Durante ese perecedero lapso, no tendría oportunidad en ese breve término para cambiar sus tarjetas de presentación. De acuerdo a los números aleatorios de las casas encuestadoras siempre aparece en segundo lugar el panista Miguel Ángel Yunes Linares, lo que indica que es el que tiene mayores posibilidades. En el fondo tanto para Héctor como para José Yunes, sería lo más recomendable ya que no les correspondería la difícil y penosa tarea de limpiar la zarrapastrosa administración gubernamental y no se les acuse por los propios priístas de traidores y desleales a la causa partidista.