Por Raymundo Jiménez
Columna: Aguanta vara
Imprudencia
2015-02-05 | 09:47:47
¿El voto de las 52 familias damnificadas
del barrio del Dique, cuyas
casas resultaron averiadas por la
aparente explosión de gas acumulado
al interior de una carnicería,
serán determinantes para definir la
elección federal en el décimo distrito
electoral (Xalapa Urbano) el 7 de
junio próximo?
Por supuesto que no. El candidato
a diputado federal que resulte
triunfador deberá sumar miles de
sufragios más.
Tampoco se espera que el ganador
de este proceso electoral iguale
o supere la votación que en 2012
obtuvo sorpresivamente el actual
diputado federal Uriel Flores Aguayo,
del PRD, quien rebasó los 70
mil votos.
Y es que en aquella elección la
alta participación ciudadana fue
motivada por la sucesión presidencial;
ahora solo serán electos
diputados al Congreso de la Unión,
por lo que tradicionalmente estos
comicios intermedios siempre se
han caracterizado por un alto abstencionismo.
De ahí que la virtual candidata
del PRI a la diputación federal
por Xalapa Urbano, Elizabeth
Morales, haya sorprendido no solo
a los dirigentes de su partido sino
también a los más altos funcionarios
del gobierno del estado y del
ayuntamiento xalapeño, por su
imprudente e inútil presencia en
la zona siniestrada, pues ni entregó
apoyos a las familias afectadas y solo
se expuso a que sus contrincantes
y malquerientes la lincharan en las
redes sociales y mediáticamente,
demandando a las autoridades del
INE que la sancionen por supuestos
actos anticipados de proselitismo.
Pero lo cierto es que la exalcaldesa
capitalina y exdirigente estatal
del PRI no pudo presentarse
siquiera como “precandidata”, ya
que legalmente aún no lo es –hasta
que los delegados priistas la elijan
formalmente en su convención
dentro de un par de semanas–, y
tampoco hay evidencias de que de
manera expresa haya promocionado
anticipadamente el voto a favor de
ella y de su partido.
Una prueba de que no andaba
en plan proselitista es que Jaime
Cisneros González, quien desde
ahora viene operando como su
futuro coordinador de campaña,
ni siquiera estaba enterado de que
Morales García tenía programado
visitar la zona siniestrada de El
Dique, uno de los barrios más populares
de la capital veracruzana en
el que, por cierto, su administración
municipal, con el apoyo del gobernador
Javier Duarte, realizó importantes
y vistosas obras en 2013 por
más de 60 millones de pesos, entre
ellos el puente vehicular “Xalapa”
que agilizó el tránsito por la zona
universitaria y de Los Lagos, así
como la Plaza Comercial Atletas y
la rehabilitación de sus principales
calles.
Así que es entendible y normal
que la exalcaldesa haya tenido interés
por conocer directamente la
magnitud de la tragedia de esa típica
zona de la ciudad que gobernó y que
enlutó a un hogar y dejó sin vivienda
a otras familias más.
Los propios vecinos afectados
han sido los primeros en dar una
gran muestra de su tolerancia y madurez
cívica, pues dejaron en claro
que no les importa el partido político
al que pertenezcan las autoridades
o personajes que les ofrezcan ayuda
y les resuelvan sus problemas.
Así que suponer que pueden
ser electoralmente manipulables
representaría una ofensa al considerarlos
ciudadanos sin criterio y
sin principios, como si se tratara de
discapacitados mentales.
Pero, además, si acaso ese hubiera
sido el verdadero motivo por el que
Elizabeth se presentó en el lugar de
la tragedia, los demás contendientes
dispondrán también de suficiente
tiempo en sus campañas para convencer
a los votantes de El Dique y
del resto del distrito electoral de que
ningún candidato del partido en el
poder puede condicionarles su voto
a cambio de la entrega de recursos y
beneficios de programas oficiales.
Lo cierto es que los votantes
del distrito de Xalapa Urbano son
fáciles de manipular. Al menos así
lo demuestra su reciente comportamiento
electoral en los últimos
comicios federales y locales. En
2012, por ejemplo, el exalcalde,
exsecretario de Gobierno y ex
procurador de Justicia del estado,
Reynaldo Escobar Pérez, quien contendió
como candidato del PRI a
diputado federal, fue relegado hasta
el tercer lugar de la votación a pesar
de los millonarios recursos propios
y gubernamentales que le metió a
su campaña. Y los últimos dos gobernadores,
Fidel Herrera Beltrán
y Javier Duarte de Ochoa, tampoco
pudieron superar a sus adversarios
en la capital veracruzana.
Ahora sí que como reza ese sabio
dicho popular: “Para qué tanto
brinco estando el suelo tan parejo”.

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