@magzamu

No hay semana sin manifestaciones públicas en Xalapa, con el consiguiente congestionamiento vial y las molestias a los habitantes de la capital veracruzana, quienes se ven afectados de manera cotidiana por la dificultad de trasladarse a los centros de trabajo, a las escuelas y a un sinfín de lugares que la agenda ciudadana determina.
Los líderes de sindicatos y organizaciones sociales, culpan, al gobierno del estado de incumplimiento en los “compromisos” acordados con los secretarios del gabinete y hasta con el mismo Gobernador JDO, quien a través del ex secretario de Gobierno, Erick Lagos y del actual Gerardo Buganza, comprometieron la ejecución de obras públicas y la aplicación de programas contra la pobreza y la marginación.
Sin duda, el presente sexenio, se recordará por la incapacidad de sus funcionarios para concertar acuerdos, construir consensos e impulsar el desarrollo económico y social de la entidad. Los pendientes de Erick Lagos y los que dejó Buganza, antes y después, de su salida de la Secretaria de Gobierno, en nada contribuyen a fortalecer el liderazgo que los Gobernadores de Veracruz han alcanzado durante su quinto año de gobierno, que es el mejor periodo que tiene en el ejercicio del poder para decidir sobre su sucesor en la silla más importante del palacio de Gobierno.
Está bien que desde el año 1513 Maquiavelo haya justificado a los príncipes que no cumplen su palabra, señalando, que cuando las circunstancias cambian, los príncipes o Gobernantes, no tiene porque poner en riesgo sus principados, pero lo que no se justifica es que políticos menores como los susodichos actúen en contra de los intereses de JDO y de Veracruz.
Los frentes fríos y la copiosa lluvia que se padecen todos estos días, en la Atenas Veracruzana, irritan el carácter de quienes sufren contratiempos, por marchas y protestas que no llevan otro propósito mejor que el de obtener prebendas y sus líderes no aportan nada nuevo al deteriorado sistema político mexicano, puesto que , tanto el líder del movimiento Cardenista, Antonio Luna como el caballerango Renato Tronco de Las Choapas, Ezequiel Flores con su Movimiento Reivindicador Veracruzano, o el propio Orfilio Gracia Ortiz con su Progresa Veracruz y el matrimonio formado por Samuel Aguirre y la diputada Minerva Salcedo no hacen otra cosa más que gritar improperios contra los Gobernantes para luego estirar la mano y recibir las dadivas del sistema.
Con esos liderazgos y los partidos políticos satélites del PRI, del PAN y del PRD, para que queremos más. El estancamiento en la producción del campo, el cierre de fábricas y centros de trabajo dan como resultado desempleo y marginación, desintegración familiar y migración en busca del llamado sueño americano.
Lo deseado es que en el último tramo del gobierno de Javier Duarte las cosas se recompongan y sus colaboradores de confianza pongan un granito de arena para cumplir sus funciones, antes de que el descontento social, alcance las elecciones de junio próximo. La derrota anunciada por analistas políticos para los candidatos del PRI en los distritos de Xalapa Urbano y Rural, tiene gran posibilidad de cumplirse, además, por la pésima trayectoria de los mismos.