Por Silverio Quevedo
Columna: En la mira
Rosendo Pelayo, vestido y alborotado
2015-02-03 | 09:55:46
La situación de inseguridad que vive
la región de Los Tuxtlas ha derivado
en preocupación política. Y si bien es
cierto la ola de violencia impacta a la
zona, también recae en buena medida
en el municipio de San Andrés Tuxtla,
el más grande y la cabecera distrital,
gobernado por cierto por el priista,
Manuel Rosendo Pelayo.
Por ello, un farol más que rojo, y
debe tener al munícipe en el filo de la
silla presidencial que no le acomoda, se
prende con la cancelación de la visita
del presidente Enrique Peña Nieto,
quien presuntamente estaría de gira en
esa región, incluso programada para
el día 12 de este mes.
Pelayo se vestiría de plácemes con
la presencia del primer mandatario
del país, aún cuando la imagen y credibilidad
de éste no pasa por un buen
momento, pero queda claro que se
tendrá primero que abocar por atender
la inseguridad de su municipio.
Lo cierto es que la sangre se derrama
en San Andrés Tuxla, como en
Lerdo y Angel R. Cabada, por lo que
tiene mucho trabajo el edil priista y
debe poner sus barbas a remojar, antes
que la lumbre le llegue a los aparejos.
Anda por allí un correo electrónico
con sendas acusaciones sobre
los ayuntamientos. El columnista
Raymundo Jiménez lo reproduce en
tiempo y forma, y no debe echarse
en saco roto pues los ayuntamientos
deben tener mucha cola que les pisen,
y se debe acabar con cualquier indicio
de complicidad o vínculos que resultan
al rato ser los responsables de la
delincuencia que invade esa geografía
veracruzana.
Es hora de entrar con todo, y si las
autoridades de justicia o seguridad
pública no lo hacen, ahí tienen el aviso.
Seguro que las autoridades federales
ya tienen la tarjeta informativa, pues
la cancelación de la visita presidencial
no es de gratis.
El alcalde sanandrescano lo sabe, si
no entonces por qué le envían felicitaciones
por cumpleaños de Los Pinos y
de la misma presidencia nacional de su
partido. Así como están al pendiente
de las relaciones públicas y del monitoreo
de la aceptación ciudadana saben
la situación lamentable que aguarda
en la llamada suiza veracruzana.
Es hora de poner orden, y efectivamente
los alcaldes deben empezar por
su casa, pues entonces para qué fueron
electos. Es hora de que demuestren
que gobiernan con transparencia y
lo más importante darle certeza y
tranquilidad a los ciudadanos.
Aquí cabe la pregunta: Cómo le
irán a hacer los candidatos a diputados
federales en las elecciones que
se avecinan para garantizarle paz y
seguridad a los electores?
Difícil paquete en el caso del PRI,
del abanderado de ese partido, Jorge
Carvallo Delfín. Primero obtener credibilidad;
segundo, rebatir la desconfianza
ciudadana por la inseguridad
que priva en su distrito, y tercero,
remontar el discurso que sin duda,
tendrá enfrente el PAN o algún otro
adversario de cualquier sigla política
sobre la violencia en la región.
¿Tendrá ya un plan estratégico o se
irá a meter como el borras? Porque ya
de por sí carga con varios enemigos
políticos del mismo partido.
La cuesta no está fácil. A remar
contra la corriente.
MUY EN CORTO
TLACOTALPAN VIVE. Los que pudieron
asistir a los eventos que por la
celebración para venerar a la Virgen de
la Candelaria constataron el alto nivel
que como destino turístico alcanza
este pintoresco y pacífico pueblo, de
los pocos que quedan en la Cuenca del
Papaloapan.
Erigido entre pequeñas calles, en
singulares fachadas de sus antiguas
viviendas, y con una riqueza cultural
e histórica como pocos, este pueblo
mágico se convirtió ayer en un emporio
turístico, donde la clase política
se dio cita, pero donde decenas de
miles de veracruzanos festinaron
también las actividades de la fiesta
tlacotalpeña.
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