Por Catón
Columna: De política y cosas peores
La culpable es la pobreza
2015-01-14 | 09:21:07
El nuevo galán de Rosibel le dijo: “Quiero que
sepas una cosa: espero sexo en la segunda
cita”. Respondió ella: “Eres lento ¿no?”...
Capronio le manifestó a su suegra que
había decidido dejarse el bigote. “¿Por qué?”
-preguntó la señora. Explicó el ruin sujeto:
“Porque la estimo tanto, suegrita, que quiero
parecerme a usted”...
“¿Su nombre?”. “Iñaki Zumalirreguirraguirrragaturri”.
“¿Con acento o sin acento?”...
Ovonio Grandbolier, el hombre más perezoso
del condado, fue a la tienda de artículos
eléctricos a devolver unos focos que había
comprado. Se quejó: “Ustedes me dijeron que
esos focos son ahorradores de energía, pero
también tengo que levantarme a apagarlos,
igual que con los otros”...
El antropófago se comió a un alambrista
de circo. Su médico le había recomendado
una dieta balanceada...
Tetina, joven mujer de mucha pechonalidad,
le preguntó molesta a su novio: “¿Por
qué nunca me miras a los ojos?”. Contestó él:
“Porque no los tienes en las bubis”...
El cuento “La cacerola” es uno de los más
rojos que en esta columneja han aparecido.
Yo mismo sentí al escribirlo un escrúpulo
que no había experimentado desde que en
mi primera juventud fui a ver el film “Las
tentadoras”, de Louis de Funès, en función
de media noche en el Cine Saltillo.
Ese execrable chiste, “La cacerola”, verá
la luz aquí el próximo viernes, o sea pasado
mañana. Las personas con tiquismiquis de
pudicia deben abstenerse de leerlo si no quieren
correr la misma suerte de doña Tebaida
Tridua, censora de la pública moral: lo leyó la
ilustre dama y fue poseída por una temblorina
que aún le dura después de dos semanas, y
que hace que sus pompas, al chocar una con
otra, suenen como el enorme gong que un
musculoso atleta hacía sonar al principio
de las películas de J. Arthur Rank. ¡No se
pierdan mis cuatro lectores ese sicalíptico
relato!...
Algunos me tacharán de simplista. Y a
lo mejor lo soy, pues para mí 2 más 2 son 4,
lo blanco es blanco y lo negro es negro. A
riesgo de parecer elemental, poco ducho en
cuestiones de economía, sociología y política,
diré que en mi opinión lo que hoy por hoy
estamos viendo en México -violencia generalizada,
inseguridad, terribles crímenes,
irritación popular- tiene como causa primera
la pobreza.
Diga lo que diga la utópica propaganda
oficialista lo cierto es que el número de pobres
ha crecido, y rebasa ya la mitad de la
población del país.
En la medida en que esa tasa crezca, y
en que la pobreza llegue a ser miseria, aumentarán
el número y la intensidad de esas
manifestaciones que no sólo han llamado ya
a la puerta del Palacio Nacional, sino que la
han quemado, y que ahora amagan -cosa que
nunca antes se había visto- las instalaciones
del Ejército.
Los incontables males que derivan de la
pobreza se pueden evitar con dos bienes.
Los nombres de ambos empiezan con la
letra e: educación y empleo. Sin embargo
nos encontramos en un círculo vicioso por
el cual muchos de quienes deberían educar
atentan contra la educación, y algunos que se
quejan de la falta de oportunidades provocan
violencias que ahuyentan las inversiones que
podrían crear empleos.
Dichas las cosas de otro modo, estamos
ligeramente jodidísimos. No sólo no se ve la
luz al final del túnel, sino que ni siquiera el
túnel se ve ya. En estas condiciones todo se
puede esperar, especialmente lo inesperado.
Babalucas fue invitado a visitar una ganadería
de reses bravas. En el campo bravo un
toro lo embistió en tal modo que fue grande
milagro que no lo enviara al otro mundo.
Lacerado, echando sangre por todos los
orificios naturales de su cuerpo, hecho un
guiñapo, llegó el badulaque a donde estaba
el ganadero.
“¡Qué barbaridad! -exclamó el hombre,
consternado-. ¿Te cogió el toro?”. Respondió
Babalucas con voz feble: “¡Nomás eso le
faltó al desgraciado!”. Dijo el mayoral de la
ganadería: “Yo le advertí al señor que no se
le acercara, pero no me hizo caso”.
Declaró Babalucas, gemebundo: “No sé
por qué me atacó el animal. Soy enemigo de
las corridas de toros, y además vegetariano”...
El encuestador le preguntó a doña Facilisa:
“¿Practica usted el sexo seguro?”. “Claro
que sí -contestó ella-. Siempre espero a que
mi marido salga de viaje antes de ponerle el
cuerno”. FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Hay una canción que nadie canta,
pero que alguna vez alguien cantó.
Cuando sus notas se escucharon,
dice una antigua crónica, el mundo
se detuvo para oírla, el mar calmó su
oleaje y los árboles que habían muerto
hace mil años volvieron a ser árboles y
se cubrieron de flores y de frutos.
Yo no he oído esa canción, pero la he
soñado. Cada vez que la sueño quiero
despertar para escribirla, mas es tan
bella que prefiero seguir oyéndola en
mi sueño. Después, al abrir los ojos, ha
huido y ya no puedo recordarla.
¿Has escuchado tú esa canción?
Creo que sí, porque tu risa la evoca,
y la música que hay en tus palabras.
Ahora que lo pienso, a lo mejor tú eres la
canción. Está en el ritmo de tu paso, en
el latido de tu corazón. Tiene tu gracia
y tu belleza.
La próxima vez que sueñe voy a fijarme
bien.
Quizá al soñar esa canción estoy
soñándote.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“...El gobernador de Oaxaca no interviene
para frenar los abusos de los
‘maestros’ de la CNTE...”.
Yo digo en mi fuero interno
que allá no hay gobernador.
Les tiene tanto temor
que les entregó el gobierno.

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018