Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Cárdenas, copartícipe
2014-11-27 | 09:40:03
Aunque otros cofundadores
del PRD habían renunciado
varios años atrás al advertir
que el partido del sol azteca ya
no representaba los ideales de la
izquierda mexicana ni la lucha
del movimiento democrático
que le dio origen a finales de la
década de los ochentas, el líder
moral perredista Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano decidió
dimitir a su militancia apenas
anteayer luego de que no pudo
convencer al dirigente nacional
Carlos Navarrete, del grupo de
“Los Chuchos”, para que renunciara
y se pudiera convocar a una
nueva dirigencia colegiada y representativa
de las diversas expresiones
regionales del país, a
fin de superar el descrédito partidista
por los trágicos hechos
de Iguala, Guerrero, cuya crisis
forzó la caída del gobernador
Ángel Aguirre y la aprehensión
del alcalde José Luis Abarca,
implicado en otros asesinatos
y en la desaparición de los 43
normalistas de Ayotzinapa.
Ayer, la socióloga y economista
Rosa Albina Garavito, ex
guerrillera de la Liga 23 de Septiembre
y ex consejera nacional
emérita del PRD –partido de la
que fue fundadora y del cual se
separó en 2008 a raíz de la crisis
desatada durante la lucha por la
dirigencia entre Alejandro Encinas
y Jesús Ortega, cuya elección
interna fue resuelta finalmente
por el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación
a favor del líder de “Los Chuchos”–,
declaró que la renuncia
de Cárdenas es intrascendente
por tardía, ya que desde hace
años el partido se volvió una
reedición del PRI.
Entrevistada por la periodista
Carmen Aristegui, la ex
perredista afirmó que Cárdenas
fue clave para este país y para
abrir la puerta a la democracia
pero se tardó mucho en irse del
PRD, partido que “hace mucho
tiempo se convirtió en franquicia
electoral”.
Garavito subrayó que el
partido atropelló valores para
la convivencia democrática, e
indicó que la profunda crisis
que vive hoy el país se explica
en buena parte por la ausencia
de la izquierda.
Pero en el desvío y declive del
PRD también tuvo mucho que
ver Cárdenas, quien en la sucesión
presidencial de 2006 le regateó
su apoyo a Andrés Manuel
López Obrador, contribuyendo
en parte al cerradísimo y cuestionado
triunfo de Felipe Calderón,
del PAN, y obstaculizándole
a la izquierda su ansiado tránsito
a la alternancia del poder.
Sin embargo ésta no fue la
única actitud mezquina de Cárdenas
como líder moral del PRD.
Por ejemplo, en la sucesión estatal
de 1998 en Veracruz, también
fue determinante para impedir
que el ex procurador general de
la República, Ignacio Morales
Lechuga, fuese abanderado a la
gubernatura del estado por una
coalición de izquierda encabezada
por el partido del sol azteca.
Pese a que el ex priista y abogado
pozarricense figuraba como el
mejor posicionado en todas las
encuestas y se perfilaba como el
aspirante más fuerte de la oposición
para competir y vencer a
cualquier candidato del PRI, el
michoacano junto con su hijo
Cuauhtémoc Cárdenas Batel
vetaron en el Consejo Nacional
celebrado en Oaxtepec, Morelos,
la candidatura del ex embajador
de México en Francia, allanándole
el camino al abanderado
priista Miguel Alemán Velasco,
ex senador y en ese entonces
poderoso ejecutivo de Televisa.
Morales Lechuga terminó
siendo postulado sólo por la mini
alianza PVEM-PT, quedando
relegado hasta el cuarto lugar de
la votación –muy lejos de Alemán
Velasco y de Luis Pazos de
la Torre, del PAN, quien ocupó el
segundo lugar con medio millón
de votos, casi la mitad de los obtenidos
por el priista–, mientras
que por el PRD fue nominado
Arturo Herviz, ex dirigente
cañero y ex alcalde de Ángel
R. Cabada, quien luego como
dirigente estatal del sol azteca
adquirió ranchos y se hizo de una
inexplicable fortuna.
En esa sucesión gubernamental
corrió la versión de que
Cárdenas habría “ayudado” a
Alemán por la amistad que los
unía desde la niñez debido a la
cercana relación que mantenían
sus padres, ambos ex Presidentes
de México. Pero, al parecer,
el veto del hijo de “Tata” Lázaro
habría tenido que ver más bien
con una venganza política contra
Morales Lechuga debido a
un incidente que protagonizó al
inicio del sexenio del presidente
Carlos Salinas de Gortari, cuando
como procurador de Justicia
del Distrito Federal retuvo en
sus oficinas por una presunta
falta administrativa a Cuauhtémoc
Cárdenas Batel, quien
a la sazón era novio de una hija
del entonces secretario de Desarrollo
Urbano y Ecología (Sedue),
Patricio Chirinos Calero,
quien en 1992 sería postulado
por el PRI a la gubernatura de
Veracruz.
Nacho Morales liberó al junior
hasta que su padre fue personalmente
por él, lo que habría
sido considerado una ignominia
para la familia del ex priista. Y es
que casualmente, al sexenio siguiente,
el vástago de Cárdenas
fue el más activo promotor en el
Consejo Nacional de Oaxtepec
para boicotear la candidatura
del ex procurador, cuyo principal
argumento para vetarlo fue
estigmatizarlo de “salinista”.
Pero, además, Cuauhtémoc
Cárdenas también tendría
que responder por la descomposición
de su estado natal,
Michoacán –cuya inseguridad
ha escalado casi al mismo nivel
que Guerrero–, pues la actividad
de los grupos criminales asentados
en esa entidad datan de
las administraciones de dos ex
gobernadores perredistas muy
cercanos al ex líder moral del sol
azteca: su hijo Lázaro Cárdenas
Batel y Leonel Godoy.

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