Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Pies en la tierra
2012-08-21 | 21:48:37
Casi todos los días aparece en esta columneja un cuento que las buenas conciencias juzgan atrevido. ¡Hoy aparecen dos! Léanlos mis cuatro lectores después de la profunda reflexión política que ahora sigue… Doña Panoplia de Altopedo, culta dama de buena sociedad, declaró en la merienda de los jueves: “Mi marido es un hombre muy realista. Siempre mantiene los pies en la tierra”. “¡Ah singá! –exclamó con escepticismo una de las contertulias, mujer del pueblo llano-. ¿Y entonces cómo chingaos le hace pa’ ponerse los calzones?”. La realidad es como las esposas: al final siempre se impone. Recibí en mi correo la foto de una camionetita de modelo antiguo, toda destartalada, cuyo dueño le puso un letrero de advertencia: “Cuidado. Esta unidad está monitoreada por mi mujer y mi suegra, y las dos son unas viejas muy tercas”. Así es la realidad: empecinada. De ella no podemos escapar; vivimos dentro de ella. En ese contexto, y a propósito del regreso a clases, debemos reconocer, con los pies puestos en la realidad, que la Maestra Gordillo es un mal necesario. El SNTE puede tener muchos defectos, pero la CNTE es peor. Aquél tiene por fruto la mediocridad; el resultado de ésta es la negación total de los deberes que el magisterio tiene ante el país y ante los educandos. La organización que en forma vitalicia preside “la Maestra” entraña el control corporativista de los maestros mexicanos; la tristemente célebre Coordinadora consagra la holganza a sueldo disfrazada de redención social. Ambas formas de sindicalismo son nocivas; de las dos derivan daños graves para la Nación. En la presente etapa de la vida mexicana, sin embargo, la dura realidad nos impone el gravoso deber de escoger el mal menor, y en este caso el menor mal es Elba Ester Gordillo. De ahí que el Presidente Calderón haya estado a su lado –que no al revés- en la inauguración de las actividades escolares. Día llegará en que los maestros de México sean libres tanto de la disciplina oficialista impuesta por el Estado vía SNTE como de los caducos dogmas izquierdosos –no izquierdistas- de la CNTE. Entonces podremos aspirar a una educación de calidad. Mientras tanto deberemos seguir aguantando a la Maestra. Lo digo con los pies puestos en la tierra, a pesar de las dificultades para vestirme que eso representa… Vienen ahora los dos nefarios cuentos que anuncié al principio. Ambos pueden calificarse con el adjetivo francés “risqué”, vocablo que se aplica a todo aquello que contiene riesgos. Las personas que no gusten de leer chistes risqué deben suspender en este punto la lectura... (“Son tres puntos –se desconcierta Babalucas-. ¿En cuál de ellos la debo suspender?”)… Una mujer de belleza otoñal, y por tanto apetecible (“They don’t  yell; they dont’t  smell, and they are grateful as hell”), vio un nuevo aroma en el departamento de perfumería de la tienda. Le preguntó a la empleada: “¿Cómo se llama?”. Respondió la muchacha: “Carmencita Rigodó, para servir a usted”. “No, el perfume” –aclaró la compradora. “Ah, vaya –contestó la chica- Se llama ‘Vienamoi’”. “¿Qué significa eso?” –inquirió la mujer. Explicó la dependienta: “El nombre es de inspiración francesa, y equivale a decir algo así como ‘Venamí’”. “Ya entiendo –dijo entonces la mujer-. Me gustaría algo más intenso, más fuerte, más incitativo. ¿No tienes un perfume que se llame, por ejemplo, ‘Ventenmí’?”… Un viajero llegó a cierta ciudad. Urgido por los impulsos de la carne preguntó por la dirección de alguna “house of ill repute”, designación inglesa aplicada a los establecimientos que en español cultiparlista se nombran casas de lenocinio, conocidas en lenguaje común como “zumbidos”, “congales” y otros vulgarismos de semejante laya. Alguien le dio una seña al forastero: calle de Timbo-Chiqui 22, oeste. Por equivocación el taxista lo llevó a Timbo-Chiqui 22, oriente, que resultó ser el consultorio de una podóloga, especialista en males de los pies. El hombre fue recibido por una linda enfermera de albo uniforme, cosa que al visitante le pareció un detalle sumamente erótico. La recepcionista lo condujo a un cubículo y le dijo: “En seguida será usted atendido. Exponga por favor la correspondiente parte”. Poco después llegó la podóloga. Al ver lo que vio exclamó con asombro: “¡Caramba! ¡Yo esperaba ver un pie!”. Replicó con molestia el individuo: “Si vamos a discutir por centímetros de menos o de más, mejor me voy”… FIN.

Mirador

Armando Fuentes Aguirre

Era alta y era hermosa. Llevaba una luz interior que brillaba de pronto en su sonrisa, y siempre en su mirada. Tenía un bello nombre: se llamaba Cintra.
Cintra Viveros… De joven –siempre fue joven- hizo teatro. Fue entonces cuando la conocí, en el paraninfo del Ateneo Fuente. Su voz y su presencia llenaban el espléndido recinto.
Se ha ido ahora. Inesperadamente se marchó, y antes de tiempo, cuando aún podía dar mucho de sí, más de lo que dio. Llegue mi abrazo a Aquavi, su hija, a Víctor y Carmen, sus hermanos, que vivieron su vida tan de cerca. Nosotros, los que con ella pasamos de la vida del teatro al teatro de la vida, la hemos de recordar tal como fue, alta y hermosa, y con su bello nombre: Cintra.
¡Hasta mañana!...

Manganitas

AFA

“… No se retirará Elba Ester…”.
              Aunque en quedarse se enterque,
            y su permanencia estire,
            no pido que se retire:
            nada más que no se acerque.


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