Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
El gran perdedor
2012-07-01 | 22:59:27
Al momento de redactar este texto aún no concluían las votaciones, pero cual sea el resultado de la elección presidencial la única certeza que se tenía es que el único gran perdedor sería el presidente Felipe Calderón Hinojosa, a quien la candidata de su partido, Josefina Vázquez Mota, en su cierre de campaña en Jalisco, tuvo la ocurrencia de proponer para ser el titular de la Procuraduría General de la República en la próxima administración si es que la panista lograba el milagro de ganar los comicios de ayer.
Sin embargo, a doce años de que el PAN consiguió la ansiada alternancia en el poder, todo parecía indicar que Calderón habrá de entregar la Presidencia de México a un militante que no es de Acción Nacional.
Y es que a pesar de los reconocimientos internacionales a su gestión por el manejo de la economía y por su combate al crimen organizado, ha sido éste precisamente, por la violencia que se ha extendido por todo el país, el que más costo político le ha significado en los doméstico al partido gobernante cuya primera debacle electoral la sufrió precisamente en las elecciones federales de 2009.
La semana antepasada, cuatro mexicanólogos que residen en Estados Unidos fueron entrevistados por un diario capitalino acerca de la lucha antinarco de Calderón y opinaban que en el próximo gobierno ésta deberá ser más selectiva y basada fundamentalmente en labores de inteligencia.
Pamela Starr, directora de la Red México-EU en la Universidad del Sur de California y profesora asociada en Diplomacia Pública y la Escuela de Relaciones Internacionales, consideró que “el nuevo Presidente debe despolitizar la lucha contra el crimen organizado al cambiar la retórica para enfatizar que es una lucha nacional más que una personal o partidaria, al cooperar activamente con gobernadores y alcaldes de la oposición en la reforma policiaca, y al tenderles la mano con sinceridad a los oponentes del enfoque actual”.
“Debe redoblar los esfuerzos para mejorar la calidad de la Policía, de los fiscales y de los sistemas legal y penal (hasta que el gobierno mexicano tenga la capacidad de combatir al crimen organizado, poco progreso podrá lograrse) y debe invertir fuertemente en reconstruir comunidades y proporcionar oportunidades para la juventud en riesgo.
“Además, debe dirigir los limitados recursos de impartición de justicia del país a un puñado de comunidades de alto perfil donde reducir el crimen y la violencia es viable.
Esto podría producir más éxitos como Tijuana que le den a la nación la esperanza de que se está logrando verdadero progreso, aunque sea a un paso pequeño y frecuentemente tenue a la vez”.
Christopher Wilson, asociado en el Instituto México del Centro Internacional Woodrow Wilson, autor de “Trabajando Juntos Amarres Económicos entre México y EU” y editorialista invitado de los diarios Wall Street Journal y Dallas Morning News, expuso que el sucesor de Calderón “tiene que bajar los niveles de violencia y el poder del crimen organizado, acabando con los crímenes más violentos y que más afectan las vidas de los mexicanos que no están involucrados con los criminales.
“Cada fuerza de seguridad, cada fuerza policial tiene capacidades limitadas.
Eso significa que no se puede ir contra todos los criminales y todos los crímenes en todos lados todo el tiempo.
“Es necesario priorizar. Si las policías y las procuradurías enfocan sus esfuerzos en investigar y castigan a los criminales más violentos, crean un incentivo para que otros criminales no se vuelvan tan violentos.
“Debe mandar a los grupos del crimen organizado la señal de que cosas como los asesinatos masivos, las decapitaciones y el asesinato de policías y periodistas son inaceptables.
“Junto con eso es necesario seguir e incrementar esfuerzos para profesionalizar y optimizar a las policías, las procuradurías y los jueces”.
George W. Grayson, profesor de la Universidad de William and Mary, coautor (con Samuel Logan) de “Los Hombres del Verdugo: los Zetas, Soldados Descarriados, Emprendedores Criminales, y el Estado en la Sombra que Crearon”, considera que la estrategia actual ha tenido un éxito razonable, pero expone que “el problema es que la captura o la muerte de un ‘pez gordo’ enciende una batalla entre los lugartenientes, que ha generado mayor violencia”.
Entre las acciones que deberían tomarse en la próxima administración, propone las siguientes: 1.- Depender menos del Ejército y más de la Armada/Marina, así como de agencias civiles especializadas; 2.- Depender menos de efectivos en las calles y más de informantes, intercepciones telefónicas, aviones no tripulados, cámaras de vigilancia, el análisis computacional de comunicaciones, y la recopilación y examinación más rigurosas de la inteligencia; 3.- Reavivar los esfuerzos para formar una fuerza policíaca civil; 4.- Tomar medidas enérgicas contra el lavado y gobernadores vinculados con mafiosos, o que se hacen de la vista gorda; 5.- Coordinar de manera estrecha políticas sociales y anticrimen con Centroamérica; 6.- Profundizar los contactos con las agencias militares y de seguridad estadounidenses y con Canadá, Colombia, Francia y otros países para recibir capacitación y equipo.
Y recuerda que la experiencia colombiana dice que el progreso ocurre sólo cuando la élite económica, social y política se compromete con combatir el crimen organizado.
Todd Eisenstadt, profesor y jefe de Departamento de la Escuela de Administración Pública de American University y coeditor de libros y ensayos diversos sobre México apunta que el estimado de que más de 120 mil personas fueron víctimas de secuestro, extorsión y asesinato durante este sexenio transmite la desesperación que se deja sentir en la lucha contra el crimen organizado.
“El nuevo Presidente –dice– necesitará reatrincherar, quizá al encontrar una nueva estrategia para oponer a los diferentes cárteles de las drogas entre sí, y/o negociar ceses al fuego y soluciones alternativas.
“Nacionalizar y armonizar aún más a la Policía y al Ejército podría ayudar, como también podría ayudar el fortalecer al sistema judicial y presionar a Estados Unidos para que aplique de manera más rigurosa las leyes para el control de armas, a fin de prevenir que un mayor número de éstas entren a México procedentes del norte.
“El nuevo Presidente enfrentará el reto más grande hasta la fecha al caminar en la delgada línea entre promover una estricta imposición de la ley y preservar los derechos humanos”.
Todo lo que precisamente Calderón ha omitido hacer en su administración. Por eso su partido estaba a la baja en las tendencias para retener el poder presidencial. Y, aún así, todavía su candidata se atrevió a proponerlo como titular de la PGR. Sin lugar a dudas se trató de la última carcajada de la cumbancha.

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