Por Vicente Bello
Columna: Tren Parlamentario
La Junta de San Lázaro
2011-03-27 | 21:56:23
La Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados es uno de los tres órganos de gobierno que surgió a la vida de San Lázaro a partir de la reforma a la Ley Orgánica del Congreso General de 1999.
La integran los coordinadores de los grupos parlamentarios, y su presidencia la ostentan, anualmente, las tres principales bancadas; o los tres años para la fuerza política que lograse tener más de 250 diputados, cosa que no ha sucedido nunca. En este segundo año de la LXI Legislatura es su titular la jefa del grupo parlamentario panista, Josefina Vázquez Mota.
La Junta (Jucopo) se constituyó desde su creación en un órgano de gobierno fundamental, junto con la Mesa Directiva, que de duración de un mes pasó a ser anual desde entonces. Igual que sucede con la Junta, los presidentes de la Mesa sólo surgen de los tres grupos más grandes: PRI, PAN y PRD.
Hay una tercera figura de gobierno que también nació en 1999: es la Conferencia para la Dirección y Programación de los Trabajos Legislativos, y que no es más que la intersección de la Mesa Directiva y la Jucopo; es decir, está integrada por el presidente de la anualizada Mesa Directiva y por los coordinadores parlamentarios.
En la teoría al menos, así se fraccionó el poder al interior de las Cámaras federales a partir de 1999. Un poder que, hasta la LVI Legislatura (agosto de 1997) había concentrado la Gran Comisión, un órgano de gobierno poderosísimo que siempre controló el PRI.
El formato de esa tríada de órganos de gobierno existe en San Lázaro y en Xicoténcatl, aunque con sus variantes para acceder a la titularidad de ellos.
Pero, ¿por qué recordar esto ahora, cuando el país está atiborrado de asuntos, y las Cámaras del Congreso tienen tantos y tantos en los estribos, por atender?
Resulta que, en San Lázaro, cada que comienza una sesión ordinaria, se ha hecho una práctica parlamentaria desde mediados del periodo ordinario anterior –octubre de 2010- que algunos diputados reclamen, exijan a estos órganos de gobierno que se pongan a trabajar, destrabando asuntos que aquéllos consideran fundamentales para la vida de la República. Verbigracia: En el comienzo de cada asamblea, antes de la lectura o dispensa del acta de la sesión anterior, el diputado federal del PT Jaime Cárdenas Gracia tiene desde entonces solicitando a la Mesa, o sea a Ramírez Marín, que pida a la Junta un informe sobre los avances de la elección de los tres consejeros del Instituto Federal Electoral, que la Cámara de Diputados tenía que haber aprobado desde noviembre pasado.
Desde entonces, puntual, el presidente Ramírez Marín sólo ha “capoteado al toro”, y ha respondido exactamente lo mismo a Cárdenas: que turnará su solicitud a la Junta, aunque este jueves reciente ofreció el titular de la Mesa una variante: el tema ya lo tiene en su agenda la Conferencia para la Dirección y Programación de los Trabajos Legislativos.
Situación semejante ha vivido Gerardo Fernández Noroña, petista, a quien también han tirado “de a loco” cuando ha solicitado que sea declarado “interlocutor no válido a Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo, y de que se forme una Comisión Especial que investigue los presuntos vínculos del narco con el gobierno de Felipe Calderón”.
Ciertamente las solicitudes, sobre todo de este último, no son nada suaves y sí, en cambio, muy ácidas, pero los silencios que provoca han sido un ejemplo de cómo la Junta toma decisiones de acuerdo con los intereses políticos de quienes la controlan; en este caso específico, Josefina Vázquez Mota y, quien le hace segunda, Francisco Rojas Gutiérrez, del PRI.
Cada vez han sido más diputados, incluso del PRI como Pedro Ávila, que se quejan airadamente de que en la Junta hay una vocación por la tiranía sólo comparable con la que ejercía el PRI en los tiempos de la Gran Comisión.
Los diputados prominentes que controlan a la Junta, y de paso a la Mesa, porque a Jorge Carlos Ramírez Marín es evidente que no lo ven más que como un peón, interactúan últimamente con un gran descaro y cinismo trasluciéndoles los rostros. Y han estado lejos, por supuesto, de dignarse a contestar a quienes la Constitución Política los coloca como sus pares, sus iguales.
Con tristeza para la vida de la República, los que controlan la Junta –el priísta Rojas y la panista Vázquez- sí, en cambio, han contestado con prontitud el llamado que les hizo Felipe Calderón, de elegir ya a los tres consejeros. Respondieron como el sirviente que suele responder un llamado del patrón, olvidando que la ley máxima del país los considera representantes de la Nación.
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