Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
UV trasciende fronteras
2011-03-23 | 21:51:51
La Universidad Veracruzana pasa por una de sus mejores épocas y seguirá creciendo en todo lo relativo a su nivel académico y a la mejor capacitación de los alumnos egresados de las diversas carreras que acceden al mercado laboral con excelentes niveles de aceptación, lo que constituye el cumplimiento principal de formación de profesionales con una clara visión emprendedora y con una conciencia ética y de respeto a la ecología, dijo el doctor Raúl Arias Lovillo al poner en marcha en la Facultad de Comunicación un amplio convenio de colaboración de la máxima casa de estudios en la entidad con el tradicional Café de la Parroquia, en donde se abre un espacio para que los futuro comunicadores realicen sus entrevistas en este foro público.
Arias Lovillo, llegó a la FACICO, en punto de las trece horas, un semblante de emoción y el dialogo amplio con la prensa veracruzana.
El rector de la Universidad Veracruzana, como ha sido siempre su amplia apertura a los medios de comunicación, informó de los proyectos y programas en el corto plazo en la UV, en primer lugar, comentó su amplia satisfacción por la reelección de su cargo como presidente de la agrupación de universidades más importante en América Latina.
También de la firma de un convenio de colaboración con la universidad más importante de China, en donde maestros y estudiantes accederán a un programa para estancia académica en aquel país con el objetivo de la enseñanza del idioma español en aquella potencia mundial y que se empezará a partir del mes de septiembre del presente año.
Dijo que la Universidad Veracruzana, así como las diversas universidades de Latinoamérica están dando un fuerte y serio impulso a la visión emprendedora de las nuevas generaciones de egresados que demanda la actual época de la globalización y esto con la finalidad de dar mayor movilidad a las economías y dijo que una de los clásicos teóricos de economía, desde finales del siglo pasado, habló de la problemática en base a la Teoría democrática como lo hizo Joseph Schumpeter.
La contribución de Schumpeter a la teoría democrática consiste en acotar el significado de la democracia al de un método de competencia electoral para formar gobierno.
Es llamado un enfoque realista porque reduce las expectativas y habilidad de la ciudadanía para influir en los resultados del gobierno democrático. Reduce el papel de la ciudadanía al acto de votar.
Sin embargo, este es el enfoque hegemónico en la ciencia política contemporánea, especialmente la teoría económica de la democracia.
Este ensayo examina la consistencia lógica y empírica, y las limitaciones del modelo teórico de Schumpeter: Teoría democrática, gobernación democrática, ciudadanía y participación.
En la historia de las ideas políticas, Joseph Schumpeter, economista austriaco (1883–1952), tiene un lugar especial.
En la teoría democrática se puede hablar de un antes y un después de Schumpeter. Su aporte se considera decisivo en el desarrollo de las teorías del proceso democrático de la ciencia política estadounidense de la posguerra.
Los teóricos de la elección racional lo reconocen como su inspirador y recientemente Adam Przeworki se sintió obligado a hacer una defensa de las ideas de este autor, asimilándolas a las del filósofo alemán Karl Popper.
La teoría democrática elaborada por Schumpeter se ha llamado elitista, procesal, económica, y realista. Pero, sorprendentemente, en la literatura clasificada bajo estos membretes casi nunca se le cita.
Su influencia es la de una visión para la teoría económica de la política y latente y atenuada en la versión behaviorista o conductista, dominada por el pensamiento estructural funcionalista, acerca del desarrollo político y la democracia en la ciencia política del pasado medio siglo.
Así que no está de más decir, que es una aportación paradigmática, que establece un antes y un después en la teoría democrática.
Schumpeter, era por vocación un político y pensador conservador, pero su trabajo se considera una defensa de la democracia liberal. Era un economista no avezado en las matemáticas sofisticadas que exigía la teoría neoclásica o la marginalista, pero los practicantes de la teoría de la elección racional lo consideran su inspiración.
Los economistas literalmente lo han borrado de sus textos y enseñanzas, pero los estudiosos de las organizaciones y los politólogos lo consideran uno de los suyos.
La obra de este autor es vasta. Su Historia de las ideas económicas es considerada el paradigma de la perfección narrativa de la historia de las ideas económicas.
Sus trabajos sobre las clases sociales y el imperialismo (1965) son igualmente valorados, casi tanto como olvidados.
De todo su trabajo, el más recordado y citado está en tres capítulos de un libro escrito en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho Schumpeter no fue un exiliado, como muchos de los intelectuales europeos que huían del fascismo y el régimen nazi, sino un visitante y residente en la Universidad de Harvard.
Ahí paso la última parte de su vida académica, casi desapercibido, mientras se construía, a sus espaldas, el gran edificio de la ciencia política estadounidense. Su redescubrimiento fue accidental y post hoc. Simplemente la comunidad de politólogos encontró que Schumpeter decía, en términos muy claros, lo que muchos estaban pensando y no se atrevían a decir: que los fundamentos liberales de la teoría democrática tradicional elaborada en el siglo XIX, eran muy endebles, y que Schumpeter ofrecía una versión defendible, empíricamente, del proceso democrático realmente existente, en especial en Estados Unidos.
Con todos los años de reflexión sobre la naturaleza de la democracia moderna, los argumentos de Schumpeter, siguen siendo el reto a superar. La dificultad no sólo está en la lógica, sino en la fuerza factual de su descripción.
Schumpeter ofrece dos teorías del proceso democrático. La primera es la conjetura, sólo implícita, y que requiere una gran dosis de ingenio para descubrirla, de que la democracia puede ser un proceso progresivo y autoformativo, aun compatible con lo que veía como la inevitable planificación del mercado. Igual que muchos otros pensadores modernos, Schumpeter creía que la democracia era un proceso más o menos inevitable asociado al ascenso de las masas a la esfera pública.
Esta percepción era común desde al menos un siglo antes de que Schumpeter escribiera.
Lo interesante es que Schumpeter encontró la manera de aceptar este hecho, potencialmente caótico, según el pensar de conservadores y liberales de aquellos tiempos, con algunos principios liberales mínimos.
Su teoría condensa esos principios liberales mínimos, y la salva frente a sus detractores, específicamente las críticas del marxismo duro y de los juristas antiliberales (y al final, al servicio de los nazis) como Carl Schmitt.
La democracia representativa no merecía mucho respecto para ambos enemigos del liberalismo y, en cierta medida tampoco para Schumpeter.
Sin embargo, a diferencia de ellos, este autor construye un argumento legitimador del régimen democrático, reprimiendo el alcance de su definición a su esencia como un procedimiento o régimen político: la democracia es un método de combate político entre grupos, por medio de las elecciones para formar gobierno.
Finalmente, el doctor Arias Lovillo, reconoció que la relación con el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, se manifiesta positiva y como todo un impulsor de la educación superior que en su mandato está proyectado a que la UV, alcance uno de los más altos niveles de crecimiento, como una demostración de ser un gobernante convencido de apostar hacia la educación como la única y mejor alternativa para transformar a la sociedad y de llevar a la entidad hacia mejores niveles de crecimiento económico con gran beneficio hacia las áreas vulnerables de población en todo el territorio.

Así las cosas.

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