El Museo Mundo Maya, en la ciudad de Mérida, Yucatán fue el último escenario de un debate histórico, campal, atascado de acusaciones y alejado de propuestas. Andrés Manuel Lopez Obrador mantuvo su postura, un tanto indiferente ante el cúmulo de acusaciones, aunque el carácter a momentos le brotaba; lo cierto es que, ni el primer debate, ni el segundo y menos el de ayer, moverán de sus simpatías a la gran mayoría de los mexicanos.

Para las mayorías, se trata de guerra sucia, de acusaciones inagotables que prefieren evitar, por tal motivo, estos ejercicios no influyen en mucho respecto a decisiones tomadas sobre el sufragio a emitir el próximo primero de julio; el más aguerrido sin duda fue el candidato panista Ricardo Anaya, pues acusó en todo momento guerra sucia y se lanzó contra quien pudo, mientras que José Antonio Meade iba sobre su objetivo, captar simpatías con ciertas acusaciones respecto al panista, pues al momento se mantiene en tercer lugar en las encuestas, mientras El Bronco no perdió oportunidad de atacar también al candidato morenista.

A 15 días de que concluyan las campañas electorales y 18 de que, se celebre la jornada electoral, las encuestas muestran a la izquierda en México muy por arriba, lo anterior sin duda se trata de un hecho histórico en la política electoral de nuestro país. Morena es un partido apenas creado en 2011 y que con motivo de la irritabilidad social, producto de gobiernos de oposición ha crecido rápidamente.

Los comunicadores Carlos Puig, Leonardo Curzio y Gabriela Warkentin, moderaron el debate que centró la atención de mayor número de mexicanos, quienes quisieron observar este último ejercicio orillados más por el morbo de “los trapitos al sol” que se sacarían los candidatos en este último ejercicio “democrático”.

Anaya como era de esperarse no cesó en acusaciones al Gobierno Federal respecto de la guerra sucia que dijo emprende en su contra; de hecho horas antes el asesor del panista, Diego Fernández de Cevallos reiteró que el Gobierno federal emprende una campaña contra el panista “ha utilizado a la PGR” y en una contradicción total llegó al grado de insinuar una alianza con el PRI para evitar que el morenista Andrés Manuel llegue a la presidencia de la República. A ello evidentemente Meade dijo no.

Diferentes encuestas coinciden en cifras, al referir que Andrés Manuel lidera las encuestas, con una ventaja de por lo menos 22 puntos porcentuales por encima de su más cercano competidor que es Ricardo Anaya. Al cierre de esta columna, el debate continuaba, lo muy cierto es que las simpatías a estas alturas difícilmente se moverán.

Un sinnúmero de académicos e investigadores han coincido en que, los debates no influyen directamente en el voto, es decir, resulta difícil que el ciudadano cambie de opinión tras observar dicho ejercicio. Los resultados de los debates son casi los mismos que hace 24 años, es decir no varían la preferencia.

Así por ejemplo, han referido académicos, elecciones como la de 2012, donde el entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, llegó con más de 30 por ciento en la preferencia electoral, y esto no cambió a pesar de los debates que tuvo con Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota, pues ganó con el 38 por ciento. ¡Así pues, que mientras tanto los presidenciables tienen 15 días para convencer y muchos temas por abundar que fueron exhibidos en el tercer y último debate!

Mientras tanto, el único escenario que les resta es, el contacto con la ciudadanía en su última etapa por su andar en territorio mexicano. Aquí en Veracruz será el próximo viernes 15 de junio cuando se desarrolle el segundo y último debate de quienes aspiran a gobernar la entidad, donde por cierto, la oposición ha acusado constantemente una evidente elección de estado del gobierno de la entidad que encabeza Miguel Angel Yunes Linares, a favor de su primogénito -candidato panista al gobierno de Veracruz- Miguel Ángel Yunes Márquez.

¡Así las cosas en nuestro país, nos leemos mañana queridos lectores!