Del pasado evento del PRI en Orizaba y de José Francisco Yunes Zorilla hay que rescatar el fuerte mensaje en su discurso que emitió durante la ratificación como candidato del PRI, mero trámite ante los delegados de ese partido, para ser ungido como tal.
Y es que se vio a un Pepe Yunes con un endurecido discurso. Que quiso darle la culminación a esta etapa de irle subiendo de tono a la precampaña. Sobre todo, dirigido a quien gobierna el estado, y en alusión a los hechos violentos que sacuden la entidad, tratando en su último evento directo con militancia apenas terminada la precampaña quedarse por un tiempo en el imaginario colectivo, una vez que será hasta finales de marzo cuando reinicie la campaña.
Eso sí, el fin de semana, y a la vieja usanza, se dio el concurrido mitin, con colorido y matracas, de lo que mayormente está seguro quizá el partido, que no debe erradicar por completo, y por ello, la Convención que tuvo lugar en Orizaba se dio como en los viejos y mejores tiempos de los que conforman el tricolor.
Analistas consideran además que fue una forma de querer enseñar nuevamente el músculo priista como se dice en el argot, y que también llevó como objetivo apoderar del volante del carro para retomar en Veracruz el camino al palacio de gobierno. Pero nada está tan más complicado como ese trayecto y el mismo abanderado que este sábado se sofocó de calor político, lo sabe. Quizá por ello las líneas de su mensaje:
Se dirigió así a los empresarios, a los hombres de negocio en general, y a los que representan esa parte productiva: “Porque el cambio que nos ofrecieron hace poco más de un año es la recesión que hoy lastima a los empresarios, a los industriales. El cambio que nos ofrecieron es el desempleo que hoy mancilla la esperanza de muchos jóvenes, es la pobreza que hoy cancela las posibilidades de crecimiento de miles de veracruzanos, afecta su calidad de vida y agrede su dignidad”.
Y fue cuando quiso dejar marcado el sello con el que habrá de desarrollar su campaña cuando abordó otra de las aristas por donde sabe puede pegar fuerte al adversario:
“El cambio que se vive en Veracruz es sinónimo de migración, de inseguridad. Es el miedo incrustado en nuestra vida. Miedo que nos roba instantes de paz, arrebata libertades, aísla y arrincona”.
Y más allá: “El futuro de Veracruz reclama atributos de gobierno ligados a acciones de solidaridad, conciliación y tolerancia. Nunca más odio. Nunca más, por ningún motivo, dar cabida a la persecución, a la revancha. El costo que hemos pagado como sociedad es muy alto. Jamás nos resignaremos ante una realidad que restringe, que coacciona y que somete al otro, a quien no coincide o al que compite”.
En su evento, no faltó el dirigente nacional del PRI. Un Enrique Ochoa Reza que pese a todo, no termina de conectar aún con el arropamiento en la ciudad orizabeña y apenas saliendo de la grilla y “golpes mediáticos” en su contra, uno de ellos el supuesto de que la fracción de diputados federales ya no lo quería y habría pedido su renuncia.
Parece que este sábado también le sirvió el oxígeno emanado de la convención, en la que languidece en el país pero que en Veracruz están obligado a reposicionar para abonarle a la candidatura presidencial.
Y dejar atrás el estigma de corrupción del que también hizo alusión, por cierto, Pepe Yunes. Bajo el ya insistente “no todos somos iguales, y que fue el gobierno del PRI el que ha metido a la cárcel a los corruptos”.
Fue claro que los priistas festinaron y hay quienes le colgaron los méritos al ex alcalde de Orizaba, Juan Manuel Díaz Diez, incluso dándole el beneficio de la duda, de ponerse a la cabeza en un posible relevo en la dirigencia estatal que hoy ostenta el ex alcalde orizabeño Américo Zúñiga.
Y es que el ex edil, y quien fuera funcionario estatal de los gobiernos fidelista y duartista, ha mostrado ser de impulsos cortos, apenas quiso hacerse sentir cuando arribó al cargo, y semanas después ya no se le vio retomar los temas de la opinión pública, que fueron desmenuzados en el discurso de su candidato, pero que suceden todos los días, y para cuyo liderazgo no debe dejar que se divaguen.
El papel del gobierno del panismo de Miguel Angel Yunes Linares fue criticado un par de veces, y de ahí se mostró un aletargado Américo, temeroso incluso. Han ocurrido diversos hechos, violentos, políticos, como el caso de las despensas, la amenaza a alcaldes, y pocos son las reacciones emitidas desde el PRI estatal.
Si bien el sábado en el rodeo de Orizaba el acto priista, su concurrencia y el calor político que se dejó sentir les abona varios puntos a la unidad de ese partido, no es suficiente y les falta mucho más que desde la dirigencia del PRI deben emprender, como estrategias, empuje, deseo real para que la gente vuelva a creer si acaso, y aprovechar la coyuntura que tienen enfrente con el desaliento ciudadano hacia un gobierno prometedor que no ha podido del todo.
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