Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Cosmovisión
2017-08-25 | 22:15:58
La vida del reportero

El escritor y premio nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, dice que gracias a la memoria es como se pueden construir las historias de todo lo que se va guardando a lo largo de la vida.

A veces se puede convertir también en un lastre, pero gracias al periodismo escribir en el diarismo, se plasman las vivencias y acontecimientos, que surgen cuando cotidianamente se escriben diversas historias que son parte de la memoria colectiva y de la vida misma.

La paradoja personal es que desde que al ingresas a la carrera de comunicación en la UV, siempre se decía, “yo no voy a ser reportero”. Simplemente nadie quiere verse corriendo atrás de alguna persona para la entrevista. Hoy esto se convierte en algo más complicado la piel delgada de quienes no quieren las entrevistas y menos alguna crítica.

La vida nos lleva paradójicamente por ese camino y la historia comienza, cuando ya egresado de la Facico, estaba en las calles de Arista y Zaragoza, domicilio de nuestra Facultad, el maestro Nacho Oropeza, quién desde el ingreso a la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, como lo hacían todos los maestros, hablan a los alumnos, del periodista más famoso egresado de lo que había sido la Facultad de Periodismo, el maestro José Pablo Robles Martínez, jefe de redacción del periódico el Heraldo de México y lo sigue siendo en los sesenta años por el aniversario de su fundación en donde se le mencionó como el egresado más distinguido en todo este tiempo.

El maestro Nacho Oropeza y todos en conjunto a los estudiantes nos hacían sentir y vivir el anhelo de ser periodista. Ese es el comienzo de la semilla que germina a pesar de las resistencias a cumplir el destino de cada quien.

En ese entonces, ya egresado sin un trabajo, el licenciado Oropeza, director del periódico El Universal de Veracruz, con quién habíamos formado toda una confraternidad de maestro y discípulos en donde presente mi amigo y compadre Marco Polo Villanueva (QEPD)

Generoso como siempre, el maestro Nacho Oropeza, aquel día una tarde afuera de las instalaciones de la Facico, me dice a boca de jarro: ¿quieres trabajar?

La respuesta inmediata—Si maestro— Entonces con su mirada clásica a través de sus lentes y con los periódicos de toda la vida bajo del brazo, indicó sonriente: “te espero el viernes, vas a ser jefe de la sección de deportes. En lugar de irte al cine te vas a ir a ver los partidos de béisbol y futbol”, sentenció.

A partir de ese breve dialogo, comenzaron los grandes nervios, jefe yo, ni pensarlo, no se diagramar, no se redactar, no sé nada. Así se puede llegar a pensar, como cuando un médico, quizás fuera a realizar su primera intervención quirúrgica a o dar su primera consulta.

Me presenté espantado y temblando hasta los huesos con el maestro Ignacio Oropeza, quien de inmediato dejó salir una irónica sonrisa hasta que voz suave dijo, te vas de reportero de las fuentes laborales, el compañero Manuel Rosero, enfermó y tú lo vas a cubrir, te presentas con el jefe de información, licenciado Primitivo López Herrera. Otro distinguido egresado de la antigua Facultad de Periodismo de la UV.

Al día siguiente empecé temprano con la orden de información, visitar las centrales obreras, los sindicatos y conocer de toda la problemática laboral de la ciudad.

Por la tarde a escribir un promedio de cuatro notas, la primera la bauticé como un chorizo, sin ton ni son, sin formato, sin nada de periodismo.

Nunca olvidare, cuando el maestro Oropeza, con una paciencia inaudita, leyó aquello que no decía nada, y que se traducía en una nota escrita sin pies ni cabeza.

Se sentó en una vieja silla, puso el papel en la vieja máquina Olivetti, y en unos segundos escribió sin mirar las teclas y con perfecta ortografía el primer párrafo de mi primera nota,

Síguele por ahí, la noticia está en el último párrafo empieza por la cola, ¿Cuál? La frase no me gustó, pero luego entendí, empezar por el final. Se Trataba de una expresión coloquial de la redacción de que lo principal de mi nota lo había dejado a lo último.

A partir de ahí comienza la aventura, y después, el maestro Nacho, me llama a la dirección y recibo la orden- “mañana vas a la ceremonia del día del ejercito y le llevas el periódico al gobernador y se lo pones así, se frente, me dijo y le das mis saludos.

Llegué sin ningún temor frente al gobernador Agustín Acosta Lagunes, que se encontraba en el primer año de su mandato, y ya antes les había escuchado una frase que le dijo a Marco Polo Villanueva, “muchachito fíjate como mueves la lengua, porque es la mejor forma de conservar la cabeza”

Después del saludo al gobernador y la entrega del periódico, me fui a sentar hasta la última mesa más apartada en el fondo de aquel enorme salón en los altos del café de la Parroquia, cuando al terminar el evento, el licenciado Acosta Lagunes, pidió que me acercará y me invitó a subir a la famosa van verde. También subió a don Juan Núñez, entonces dirigente de la Cámara de Comercio.

Los colegas de la prensa se alocaron y todos salieron corriendo como pudieron a tras del vehículo del gobernador, y preguntaron qué te dijo, que dijo, y les respondí nada.

Después el gobernador, siguió su ruta hasta Soledad de Doblado en donde ese día entregó premios de productividad a campesinos en su famoso programa Granero y Yunque de la Nación, como decía su slogan.

En el trayecto el novato reportero, el gobernador pregunto: que piensan de mi los veracruzanos, --señor que usted es de mano dura—sonrió soy de mano suave, y entonces en la preocupación que le comento al gobernador, sobre lo primero que vino a la mente: le dije sobre una situación particular que estaba pasando, que los pobres estaban pagando el impuesto predial y los ricos estaban protestando, la respuesta no se hizo esperar: “voy a subsidiar este impuesto” al que por cierto, las protestas eran porque se había subido en su mandato.

De regreso don Agustín, me llevó hasta el periódico y dejó los saludos para el maestro Oropeza, quién por la noche recibió la llamada del jefe de prensa del gobierno del estado, Cecilio García, para que por lógica no se publicara la nota y a partir a seguir en la lucha diaria.

Y aprender de que no se puede consolidar una carrera en poco tiempo y casi desde el comienzo, ya que después se haría un anuncio muy serio e importante del gobernador, en donde quedó claro que el secretario general de gobierno, licenciado Ignacio Morales lechuga, fue un autentico pararrayos del mandatario estatal, quién cuidó siempre a cabalidad a su amigo el gobernador.

Todo lo que sucedía en la entidad en aquella época difícil como sucede en nuestros días en los temas de seguridad, cobraba mucha notoriedad y ruido mediático.

Actualmente en el periodismo, se reconoce que nunca se acaba de aprender y más con el recuerdo siempre de las sabias palabras del maestro José Pablo Robles Martínez, “tienes que ser humilde en el ejercicio del periodismo”.

Con el tiempo y el gran privilegio de tener el afecto de mis grandes amigos y maestros: José Pablo Robles Martínez, Ignacio Oropeza López, Francisco Blanco Calderón, Luciano Constantino y José Luis Cerdán. Cada uno con su estilo y calidez siempre presentes en cada momento especial o cotidiano de la vida del periodista.

Entre los grandes amigos y compañeros: Marco Polo Villanueva, Guillermo Wong y Raúl Peimbert, con quienes tuve el privilegio convivir y de trabajar en la televisión estatal y en Televisa, en mis inicios como reportero y corresponsal.

Va la anécdota, siendo reportero del Canal Cuatro del gobierno estatal, tuve la oportunidad de entrevistar en exclusiva al presidente de la FIFA, Joseph Blatter. Llegó a Veracruz a conocer el estadio de futbol. Sólo dos equipos de televisión el local y el de Televisa con el conductor y reportero estrella del noticiero de 24 Horas. Los de Chapultepec dejaron la cámara apagada y se salieron del evento. Al término del evento Blatter, concedió la entrevista y se convirtió en un logro, nada más.

En todo este tiempo también una palabras de reconocimiento al amigo y colega Felipe Hakim, ya con más de tres décadas de sólida relación de compañerismo desde diversas trincheras laborales. Hoy se coincide en el oficio y a todos los colegas y compañeros de la Facico de la UV. Así las cosas.

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