Por Catón
Columna: De política y cosas peores
De política y cosas peores
2017-07-01 | 13:43:07
El doctor Ken Hosanna salió de cacería muy temprano. Llevaba al hombro su
escopeta belga. El padre Arsilio, que había terminado de oficiar la primera
misa y despedía a sus fieles en el atrio de la iglesia parroquial, lo vio pasar y lo
saludó con su afabilidad acostumbrada: “¡Buenos días, doctor! ¿Tan temprano y
ya va a ver a sus pacientes?”. El médico respondió, atufado: ¿Cómo puede pensar que voy a ver a mis pacientes?
Salgo de cacería.
¿No ve usted la escopeta?”.
“Discúlpeme, doctor -contestó el buen. En casa de Pepito los miembros de
la familia eran muy cultos y educados.
Todos, incluso el chiquillo, se expresaban con gran corrección y propiedad,
de manera elegante y aun algo afectada.
Cierto día su padre lo vio trepado en un árbol del jardín.
Fue hacia él y le ordenó:
“-¡Pepito! ¡Baja de esas elevadas ramas ipsofact eincontinent, o sea de
inmediato!”, respondió el crío desde la altura: “Bajaré motuproprio, o sea
cuando me dé mi chingada gana”...
Un tipo le comentó a otro: “Algunos sexólogos opinan que el ombligo de la
mujer es un centro erótico”. “Extraño pensamiento -se sorprendió el otro-. Yo
el centro erótico lo veo más al sur”...sacerdote-.
Pensé que iba a visitar a sus pacientes y que llevaba la escopeta por si le
fallaban los recursos de la ciencia”... Si no llueve falta agua en vastos sectores de la Ciudad de México. Si llueve, vastos sectores de la Ciudad de México
se inundan. “Guadalajara en un llano; México en una laguna...”.
El águila debió buscar un mejor sitio para posarse en el nopal y así mostrar la
voluntad de los dioses sobre el lugar donde debía construirse la ciudad.
Ahora es demasiado tarde, y lo único que el señor Mancera puede hacer
es maldecir, ya sea a la lluvia, al águila o a los antiguos dioses.
O a los tres. Casó Meñico Maldotado, joven varón con quien natura se
mostró avara al equiparle la región de la entrepierna.
Al empezar la noche nupcial su desposada lo vio por primera vez al natural
y exclamó con tono de af ligido desconsuelo: “¡Ay, Meñico! ¡Y yo que pensé que lo único que tenías de niño era la inocencia!”...
Don Sinople visitó el zoológico de la ciudad acompañado por su esposa doña
Panoplia de Altopedo. Llegaron a la jaula de los mandriles, monos que tienen grandes callosidades de color púrpura en la parte posterior.
Les explicó el cuidador:
“Son mandriles del Kalahari.
Esas callosidades rojas les brotan en la época del celo”.
“Hasta ahora lo sé -comentó don Sinople-.
Yo pensaba que también las tenían de tanto estar sentados jugando
a las cartas”...
Una señora acudió a la consulta del doctor Duerf. Le dijo: “Mi esposo ha
dado en creerse perro”. Respondió el célebre analista: “Seguramente padece
una forma de esquizofrenia zoomórfica con desdoblamiento de la personalidad y
delirio involutivo de regresión dual. Pura fantasía, desde luego, pero de cualquier
manera tenga usted cuidado cuando haga el amor con él: podrían quedar pegados”...
Babalucas iba en el coche de su esposa. La señora desobedeció una señal de alto y fue detenida por un oficial motociclista. “Permiso para conducir’’ -pidió el agente. Le indicó Babalucas a su esposa: “Pásate al asiento de atrás.
El señor quiere conducir”...
Un hombre que nadaba cerca de la playa se hundió entre las olas. El salvavidas
del hotel se lanzó al mar, lo sacó y lo trajo a la orilla.
Después de tenderlo en la arena empezó a sacarle agua con la boca.
Le aspiraba un buche y lo arrojaba; le aspiraba otro buche y lo arrojaba; y así
una y otra vez. Un sujeto que estaba entre los curiosos le sugirió: “Sácale el fundillo del agua, muchacho, pues si no lo haces vas a chuparte todo el mar”... FIN.

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