Columna: Se dice que...
La riqueza de AMLO
Lo increÃble del alucinante mundo de la polÃtica en nuestro paÃs.
La molestia de Andrés Manuel López Obrador sobre una publicación del prestigiado periódico The Wall Street Journal el no haber declarado que era dueño de un departamento en la zona de Copilco, en la ciudad de México con una extensión de 74 metros. Se podÃa comparar con el tamaño de una simple oficina de un burócrata inferior al nivel de un director.
La razón del Peje de no ponerlo en su declaración de 3de3, es que estaba a nombre de su esposa RocÃo, quien falleció y lo dejó a nombre de sus hijos. Obviamente no era de su propiedad.
Hasta pena ajena para la clase polÃtica de México dueños de ranchos, residencias con albercas, garajes para ocho autos, extensos jardines y grandes salones para fiestas.
El cuarto de servicio del gobernador debe ser más grande que el departamento de López Obrador.
Gina le repite la dosis
No es extraño que haya sido la misma mujer, MarÃa Georgina DomÃnguez, quien provocara que el gobernador Mario Villanueva, de Quintana Roo, con quien habÃa trabajado como jefa de prensa terminara en la cárcel y ahora repitiera esa misma dosis al gobernante Javier Duarte de Ochoa.
El maleficio en el manejo de las relaciones públicas y el trato rencoroso con los órganos informativos ha sido el problema más grave que tiene y confronta el gobernador veracruzano, no le hubiera ido tan mal si un profesional de la comunicación fuera el responsable de cuidar su imagen y con ello impedir las graves acusaciones y el desprestigio personal como si se tratara de un delincuente.
Cuestión de investigar el pasado de sus funcionarios y la administración duartista no estarÃa en situación de desastre.
Se hubiera evitado el gobernador Duarte de Ochoa el planeado y costoso éxodo familiar hacia algún lejano paÃs en el extranjero y el impedimento oficial de la SecretarÃa de Gobernación de que no pueden abandonar ninguno de ellos el paÃs por estar sujetos a una investigación. Lo mismo le ocurrió a Mario Villanueva cuando intentó salir.
La poderosa influencia del llamado cuarto poder le hubiera cambiado su mala suerte en esta aventura gubernamental.
Estaba quitado de la pena
El secretario de Turismo, Harry Grappa, era de los pocos funcionarios que se la pasaba tranquilo en su calidad de exitoso empresario, por lo que no dependÃa del tradicional hurto de los servidores públicos.
Pero la tentación de organizar los Juegos Centroamericanos donde recibió 3,500 millones de pesos y habÃa que comprobar cómo serÃan invertidos, en su calidad de hombre de negocios al operar sus propias empresas a decenas de empleados presentaba facturas poco creÃbles de innumerables gastos personales y de atención a las delegaciones deportivas, asà como remodelación de edificios y reestructuración de inmuebles pertenecientes al gobierno.
Al final de las cuentas infladas, existen 750 millones de pesos que no tienen ninguna comprobación y esta cifra la tienen tanto las autoridades hacendarias como la propia PGR.