El problema no es para Javier Duarte de Ochoa o Miguel Ángel Yunes Linares, el gobernador constitucional y el electo respectivamente, sino para el pueblo de Veracruz. Ambos funcionarios han presentado graves denuncias de corrupción, los dos poseen innumerables y costosos bienes inmuebles que no se justifican ya que sólo han trabajado en actividades gubernamentales con modestos salarios de acuerdo a los que se les otorgan a los servidores públicos.

No se le conoce a ninguno de ellos una actividad empresarial o que tengan algún comercio o industria. No cuentan con empleados registrados en el Seguro Social y el Infonavit tampoco pagan impuestos a la nómina o el ISR al igual que los hombres de negocios de la iniciativa privada.

Se trata de dos personas que han utilizado sus cargos oficiales para enriquecerse de manera ilícita, se puede decir sin temor a equivocarse de acuerdo a lo dado que son dos delincuentes consumados.

No hay medio impreso o audiovisual que no haya dado a conocer las fortunas que poseen. Que alguien recuerde ninguno de los dos tuvo una herencia que les dejara grandes recursoso contar con familiares tanto políticos como naturales que posean por algún legado millonario o por sucesión un valioso patrimonio familiar, como el que actualmente poseen. No son de la generación del esfuerzo del que se ostentaba el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta. No hay veracruzano que desconozca sus orígenes modestos.

La ciudadanía no puede aceptar que tanto el gobernador saliente como el entrante sean funcionarios de dudosa reputación.

Si no se castiga a Duarte de Ochoa de acuerdo a la justicia mexicana y se permite que asuma la gubernatura a una persona indiciada como Yunes Linares, que les espera a los veracruzanos.

Tanto uno como otro deben mostrar que son inocentes de lo que se les acusa.

Sería absurdo que nada pasara cuando se trata de dos granujas de acuerdo a las pruebas presentadas por ellos mismos. Ellos deben comprobar y demostrar que las acusaciones son legítimas y el acusado debe patentizar y documentar que son apócrifas.

Pietro Trapassi, poeta italiano afirmaba: Idénticos delitos tienen diversas consecuencias, a unos hacen reyes y a otros les llevan a la horca.

Lo que si le debe quedar claro al gobernador Javier Duarte que el mayor problema de su administración fue el pésimo manejo que tuvo en los primeros años de su imagen por la coordinadora de Comunicación María Georgina Domínguez Colio. Es la primera vez en la entidad veracruzana que un jefe de Prensa también esta acusada de delitos de corrupción.

Es la misma situación que padece Yunes Linares hay varios medios nacionales y locales que no lo aceptan. Nunca ha sido una persona que se relacione con respeto y buen trato con los periodistas.
En ese quehacer de una buena correspondencia con los comunicadores Fidel Herrera Beltrán fue un artífice.