Al PRI le han cargado la mano con el tema de corrupción y los anteriores gobiernos federales panistas ya olvidaron sus efectos y defectos.

En los escenarios nacionales, ahora se pretende trasladar a las entidades priistas, el peso de una responsabilidad, cuando desde la solicitud de perdón del presidente Enrique Peña Nieto, se dio muestras del problema.

Todo comenzó como consecuencia de una investigación periodística que descubrió la famosa Casa Blanca y por ende las reformas anti-corrupción

Esto significó, un antes y un después en materia de la lucha por la transparencia en materia de recursos públicos en este país y el nombramiento, primero de un titular de la función pública y después el asunto del zar anticorrupción que estaría por nombrarse.

Hoy la periodista Carmen Aristegui, clama justicia y el regreso a su trabajo a la radio de este país, cuando después de dicha investigación periodística que puso en riesgo o lastimó a la investidura presidencial y provocó mucha molestia, de inmediato sintió el peso de la censura oficial.

Los espacios mediáticos ahora se enfocan hacia las entidades federativas como Veracruz, a donde se ha pretendido meter ruido en pleno periodo vacacional con una nota periodística desde el “Deforma”.

Acá en estos lares ya es conocido el viejo refrán de que a “periodicemos” sólo se matan moscas y cucarachas, por eso no es de extrañarse la poca relevancia que se da a una información, sin una fuente oficial, que diga quien lo dijo y porque lo dijo, como mandan los cánones del periodismo serio y ético.

Pero al fin, en la clásica guerra en la entidad más politizada del país se pretende seguir con el ruido mediático para hacer ver mal al gobernador Javier Duarte y ahora afectan a su propia familia, cuando en este país, jamás se han hecho ataques a los familiares de los políticos de ninguna forma, por lo que seguramente pueda tratarse de alguna estrategia de alguien para llamar o distraer la atención y dirigir las baterías hacia la entidad veracruzana.

Hay que decirlo, los medios informativos cumplen con una tarea, pero ya desde hace algún tiempo se han integrado a formar parte de grupos políticos como clásicos golpeadores pendencieros que sirven a la mano de quienes les suena la caja registradora.

Desde hace algunos años y algunos mandatos ha quedado de manifiesto que en materia de comunicación social en las áreas de gobierno. no se puede ni debe improvisar y por lo mismo, se requiere de un trabajo profesional en la materia.

El Caso Watergate en EU, costó el cargo al presidente Richard Nixon, cuando minimizó el asunto con la prensa y expresó que sólo se trataba de un asunto de relaciones públicas, que a la postre le costó renunciar al cargo de presidente del país más poderoso en el orbe.

El gobierno federal debe cerrar filas hacia los gobiernos priistas, porque haber dejado parte de la anterior empleomanía panista enquistada como resultado de la ley de servicio general de carrera de Felipe Calderón, ha sido tener al enemigo en casa y el PAN se reposiciona y quiere regresar a los Pinos en una lucha delirante y desenfrenada.

En este país, la conducción política debe equilibrarse y de una vez por todas, ya no meterle tanto ruido a Veracruz, la joya de la corona para la sucesión presidencial en el 2018 y otros estados que resintieron el voto de castigo por múltiples circunstancias responsabilidad de unos y otros.

Tal parece que el PAN siguiera en el poder presidencial de este país y buscara su permanencia en los Pinos, cuando la situación es al revés el PRI debe luchar por conservar el poder presidencial y dejar de pensar que el populismo –la gente—es el mayor enemigo, a los que se deben electoralmente del regreso de nuevo al gobierno federal.

Está claro que la lucha por la sucesión de la candidatura del PRI a la presidencia del país en el 2018 se da en una fuerte lucha entre Luis Videgaray y Miguel Angel Osorio Chong, en la terna puede entrar una mujer, Claudia Ruiz Massieu, por lo que ya es tiempo de que se proyecte a quien será el responsable d el compromiso de defender al priismo en la sucesión de Peña Nieto. Aunque al fantasma de Carlos Salinas, se le atribuya ser la mano que mece la cuna.

Todavía hay tiempo de que el PRI conserve el poder en el 2018, hay que darle su espacio en las elecciones locales del 2017 y a esperar, no hay que adelantar vísperas. O mejor dichos mover avisperos. Así las cosas.