Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
Arraigada corrupción
2016-05-20 | 09:20:38
Remisio duró 30 años de novio con Pasita. Acostumbraba ir a visitarla todas las noches a las 8. Ella salía a la reja; tomaba él la mano que la doncella le tendía, pudorosa, y conversaban luego sobre diversos temas, principalmente el clima. Al sonar las 9 en el reloj del templo parroquial él depositaba un casto beso en la frente de su amada y con tiernos conceptos se despedía de ella hasta la siguiente noche. Los amigos de Remisio le preguntaban: “Si llevas tantos años de novio con Pasita ¿por qué no te casas con ella?”. Respondía el maduro galán: “Si me caso ¿luego con quién platico?”. Finalmente los padres de Pasita -vivían aún los dos- le pusieron al tardo novio un ultimátum: “O se casa usted con ella o ya no la dejaremos que salga a la reja”. Se llevó a cabo, pues, el desposorio. La noche de las bodas Pasita le dijo con emoción a su provecto esposo: “¡No puedo creer que ya estemos casados!”. Replicó él: “Espera a que haga efecto la pastillita azul y te lo demostraré”... Pepito vio al orangután del zoológico y exclamó divertido: “¡Mira! ¡Igualito a la tía Darwina!”. La mamá del hablantín chamaco se enojó. “No digas eso” -lo reprendió, severa. “¿Por qué no? -replicó Pepito-. El orangután no entiende”... Don Chinguetas estaba mirando por la ventana a través de su telescopio. Le preguntó con acritud su consorte, doña Macalota: “Ese planeta que ves todas las noches ¿se está desvistiendo o se está bañando?”... Un anillo de bodas no es un torniquete, pero también te corta la circulación. Cuando se trata de legislar contra la corrupción la casta política bajo la cual vivimos los mexicanos pone toda suerte de trabas a fin de preservar el vicioso estado de cosas que priva en el país. No podrá esa casta mantener su oposición por mucho tiempo: la presión social de los ciudadanos es cada día más fuerte, y los detentadores del poder tendrán que ceder ante ella más temprano que tarde. La falta de transparencia en las acciones públicas y la impunidad son dos pesados lastres que impiden el avance de nuestra incipiente democracia. Para muchos políticos el poder es un papaveráceo que los intoxica, les obnubila la razón y los hace sentirse por encima del común de los mortales. Se creen entonces absolutos y -lo que es peor- eternos. Trepados en un ladrillo olvidan que sus cargos son temporales, pasajeros, y en vez de actuar de modo que su nombre sea recordado con respeto y agradecimiento trabajan para su medro particular o para perpetuar por interpósita persona su dominación, como se ve en algunos estados que elegirán gobernador en junio próximo. México necesita más ciudadanos conscientes y participantes y menos políticos de la vieja escuela. Sigamos luchando para que iniciativas como la llamada 3de3 y las leyes anticorrupción salgan adelante. He cumplido por hoy la modesta misión que a mí mismo me he asignado, de orientar a la República. Puedo entonces
sin ningún escrúpulo de conciencia dar salida a un cuentecillo final antes de pasar a retirarme, como dicen los merolicos que para bien del paisaje urbano existen todavía. Unos esposos jóvenes tenían la costumbre de hacer el amor todos los días exactamente a la misma hora: las 9 y cuarto de la noche. Sucedió que la muchacha contrajo el virus de la influenza, y el médico le recetó una serie de fármacos que acabaron con los gérmenes de la enfermedad. Sobrevivieron solamente tres. Temerosos de recibir una nueva descarga de antibióticos se reunieron a deliberar. Dijo uno de los gérmenes: “Yo me esconderé en el fondo del conducto auditivo. Creo que hasta ahí no llegará el medicamento”. “Yo -manifestó el segundo-, me ocultaré atrás del píloro. Será difícil que el antibiótico me encuentre ahí”. “Hagan ustedes lo que quieran -declaró el tercero-. Por mi parte cuando salga el tren de las 21.15 yo me iré en él”. FIN.

MIRADOR ›armando fuentes aguirre
La muerte de don Luis H. Álvarez puso luto en la vida nacional. Lo conocí y traté. Alguna vez me ofreció una candidatura a diputado federal por el PAN, que hube de declinar, le dije, porque a mi juicio el periodismo y la política no se llevan bien. Tiempos difíciles vivió don Luis, cuando ser militante de Acción Nacional era un apostolado. Sufrió hostigamientos, y aun prisión. La lucha política que encabezó en Chihuahua dio impulso a la naciente democracia en México. Después su partido entró en concilio de malos. Al final don Luis era un profeta al que nadie oía ya. Larga y fecunda vida fue la de don Luis H. Álvarez. Sus enseñanzas, como las de Manuel Gómez Morín, deben ser recordadas -y vividas- por quienes hacen olvido de las ideas y principios que dieron origen al partido blanquiazul. Pocos años de paz conoció don Luis en su tarea. Ahora descansa en paz. Su memoria y su ejemplo habrán de pervivir. Fue un buen mexicano, un hombre bueno. Merece el bien de la Patria. Merece todo bien. ¡Hasta mañana!... MANGANITAS ›por afa “Un gorila atacó a una mujer”. Fue tan grande su sorpresa, y tan duro su sentir, que no alcanzó ni a decir que le dolía la cabeza.

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