Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
El inmaculado
2014-05-29 | 10:15:22
No se necesita ser profeta ni adivino para predecir que en la sucesión estatal de 2016 la corrupción y la impunidad serán temas medulares de las campañas de los candidatos de la oposición a la gubernatura de Veracruz.
Por eso, Miguel Ángel Yunes Linares, quien ya fue abanderado por el PAN en 2010 y ahora pretendería que se postulara a uno de sus dos hijos que ha inducido a la política –algunos aseguran que para la siguiente sucesión la preferencia del expriista sería por su primogénito y homónimo Miguel Ángel Yunes Márquez, actual presidente municipal de Boca del Río, más que por el senador Fernando–, se irrita y pierde fácilmente la compostura cuando alguien lo involucra con pederastas como Jean Succar Kuri, con narcotraficantes como Joaquín “El Chapo” Guzmán o con casos de sobornos y extorsión como los que exhibió este martes el periodista Raymundo Riva Palacio, en cuya columna “Estrictamente Personal” escribió que “el 24 de octubre del año pasado la Comisión de Valores y Cambios de Estados Unidos, la Securities Exchange Commission (SEC), emitió un boletín donde notificaba que la multinacional Stryker, una de las empresas líderes en tecnología médica en el mundo, reconoció haber pagado sobornos a funcionarios del ISSSTE durante la administración de Miguel Ángel Yunes, que le permitieron ganar ilícitamente 2.1 millones de dólares”, pero que “para evitar demandas penales, la compañía le pagó al gobierno de Estados Unidos más de 13 millones de dólares”.
“El asunto quedó zanjado. Allá, no en México”, remachó el columnista, quien por Twitter recibió reclamos y una andanada de descalificaciones por parte del exfuncionario calderonista, el cual negó estar implicado en este asunto al argumentar que los hechos señalados ocurrieron antes de que él asumiera en diciembre de 2006 la dirección general del ISSSTE.
Sin embargo, en su texto, el columnista refiere que “de acuerdo con la SEC, entre marzo de 2004 y enero de 2007, la subsidiaria de Stryker en México –de la que tiene el 100% de las acciones–, hizo tres pagos a funcionarios de gobierno que proveen seguridad social a los empleados de gobierno, a fin de ganar las licitaciones para sus productos médicos, de donde obtuvo 2.1 millones de dólares en ganancias como resultado de los sobornos.
La SEC no identifica por nombre la institución mexicana, pero de acuerdo con su descripción y funcionarios del gobierno actual, se trata del ISSSTE. El ‘periodo relevante’ de sus ilegalidades, por tanto, se dio durante la dirección de Miguel Ángel Yunes.”
En su intercambio con el excandidato del PAN a gobernador, el periodista Riva Palacio le replica a Yunes que “la referencia a ti es porque al llegar (al ISSSTE) debió haber auditorías”. Y le formula las siguientes interrogantes: “¿Nada sobre corrupción?” “No te enteraste de lo que pasaba en tu institución? ¿Y la corrupción en el tiempo en que fuiste director? “¿Tampoco hiciste auditoría al salir? ¿Nadie se dio cuenta de lo que hizo Striker?
El problema de Yunes Linares es que el lodacero que ha marcado su polémica trayectoria pública también ha salpicado y ensuciado a sus hijos, inclusive al menor Omar, el único que optó por dedicarse a los negocios y mantenerse al margen de la política.
El lunes 3 de junio de 2013, el diario Reporte Índigo publicó un reportaje sobre “El hijo ‘próspero’ de Yunes”. El artículo consignaba que “igual que su padre, Omar Yunes Márquez es un hombre exitoso”, y que “a diferencia de millones de jóvenes en México”, el hijo del político panista “conoce bien lo que es la prosperidad” ya que “en tan solo cuatro años logró adquirir propiedades en la exclusiva zona de Polanco en el Distrito Federal”.
De 2009 a 2012 Omar, conocido como “Boni” o “El Conejo”, se hizo de un edificio, dos terrenos y un lujoso penthouse en el Distrito Federal, con valor total de casi 35 millones de pesos. “Propiedades cuyo valor comercial podría ser muy superior al que pagó por ellos, a juzgar por la zona en la que están ubicadas”, escribió el reportero Armando Estrop, quien refirió, por ejemplo, que el 14 de julio del 2011 compró en Polanco un terreno de 591 metros cuadrados por el que pagó 14 millones de pesos, cuando su valor inscrito originalmente en el catastro, según el folio número 524383, era por 35 millones de pesos.
Otro caso sospechoso fue el de la compra de un lujoso penthouse de 437 metros cuadrados ubicado en Cicerón 708, Colonia Chapultepec Morales. El departamento lo adquirió en participación con otros cuatro socios; entre todos pagaron casi 4 millones y medio de pesos. Era una propiedad en común, pero esa sociedad desapareció en unas horas.
El mismo día –2 de marzo de 2010– se hizo una disolución de copropiedad ante notario, dejando todo el inmueble a favor del hijo menor de Yunes, quien un año antes había comprado también otra vieja casona en la calle Platón 433, en la Colonia Chapultepec Polanco, con un valor de 4 millones 700 mil pesos.
Al reportero le sorprendió la habilidad del hijo menor de Yunes para este tipo de negocios, ya que a sus 33 años de edad era poco conocido en el medio inmobiliario, pues su trayectoria empresarial la inició en el 2000 con una cadena de restaurantes en Puebla y Veracruz de comida japonesa.
Muchos se preguntan que cómo le hizo para hacerse de todas estas propiedades. La respuesta de los envidiosos, que no perdonan el éxito ajeno, es que este “Conejo” ha tenido la suerte de tener un papi sin escrúpulos que desde hace 40 años, primero en el PRI y ahora en el PAN, siempre ha medrado con el poder amasando una cuantiosa e inexplicable fortuna.

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