Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Duarte: Efectos y Efectos
2014-03-18 | 22:01:12
Por la forma en que no solo fueron despedidos sino también mediáticamente exhibidos, Edgar Spinoso, exoficial mayor de la Secretaría de Educación de Veracruz, y Gabriel Deantes, exsubsecretario de Administración y Finanzas de la Sefiplan, debieron haber cometido algo realmente grave que enfureció al gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien además de ser su jefe les distinguía con su amistad.

No es la primera vez que Duarte reacciona de esta manera tan virulenta contra un colaborador. El año antepasado hizo lo mismo con Tomás Carrillo, su excompañero en la Cámara de Diputados, a quien primero removió en 2011 de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y luego, en 2012, lo cesó de la Subsecretaría de Gobierno.

Durante un buen rato le retiró hasta el habla. Sin embargo, al paso del tiempo el jefe del Ejecutivo se conmovió y terminó arropándolo otra vez. Ya no en el Gobierno del Estado, sino como delegado federal de Migración en Veracruz.

Con Gabriel Deantes ya había pasado una situación similar en julio de 2011, cuando a raíz de un incidente en un concierto de la Orquesta Juvenil de las Américas, organizado por la SEV –en el que el gobernador fue abucheado por llegar 40 minutos tarde al Teatro del Estado, pues venía retrasado por una gira de trabajo en el norte de la entidad– el funcionario, de presunto origen tamaulipeco, fue movido en un enroque con Spinoso, quien por ese entonces despachaba en la Subsecretaría de Administración y Finanzas.

En ese mismo escándalo también tuvo participación Harry Grappa Guzmán, quien por esas fechas se desempeñaba como secretario particular del gobernador.

Como se recordará, Grappa dejó la Oficina del Jefe del Poder Ejecutivo del estado, pero días después fue reivindicado como subsecretario de Turismo, donde en octubre de 2012 terminó por sustituir como titular a Leticia Perlasca, a pesar de que presuntamente no contaba con título profesional, por lo que habría tenido que conseguir uno “patito”.
Por eso, no son pocos los que ahora se preguntan intrigados qué fue lo habrán cometido Spinoso y Deantes para haber sido boletinados que no “renunciaron” a sus respetivos cargos en la SEV y la Sefiplan sino que ambos fueron literalmente “cesados”.
Si deveras este par de exfuncionarios traicionaron la confianza de su jefe y amigo, por supuesto que desde el punto de vista legal no bastaría con el “cese”, aunque políticamente, en la tradicional cultura de los gobiernos priistas, se considere un correctivo suficiente.
¿Metieron la mano de más en el manejo de los recursos públicos? Si la reacción de Duarte de Ochoa hubiera sido por causa del presunto enriquecimiento ilícito, otros colaboradores cercanos del gobernador también tendrían que poner sus barbas a remojar, pues muy pocos podrían explicar el origen de las millonarias propiedades inmobiliarias que han adquirido en los tres años de esta administración.
El mandatario estatal conoce perfectamente el origen de los principales funcionarios que se incorporaron a su administración en diciembre de 2010. Sabe quién ya era rico de abolengo y quienes lo eran de “a bolillo”.
Por eso hay quienes también atribuyen la causa de estos ceses a la advertencia que hace un mes lanzó Duarte al tomarles la protesta a los nuevos titulares de Comunicación Social, de la Sedesol y de las secretarías Particular y Técnica de la Oficina del Ejecutivo:
“Es tiempo de entrega y no de mezquindades. En este gobierno no hay espacio para la división ni para el incumplimiento, en este gobierno no caben personalismos ni intereses ajenos a los de los veracruzanos, ni proyectos personales, ni tampoco ineficiencia en los resultados, el único proyecto político se llama Veracruz”, expresó el mandatario.
En febrero, con la remoción de Gina Domínguez y el sacrificio político de Alberto Silva, quien tuvo que dejar la Sedesol para hacerse cargo de la vocería del gobierno duartista, que es una papa caliente, el mandatario veracruzano ya había mandado un clara señal de que no le importaba hacer a un lado sus afectos personales para lograr mejores efectos de gobierno.
Y así lo acaba de reiterar ahora con Spinoso y Deantes.

La viuda amorosa
A ver, a ver, ¿cómo está eso de que Xóchitl Dominga Tress, la guapa viuda de Gregorio Barradas Miravete –aquél excandidato del PAN que ganó la alcaldía de Juan Rodríguez Clara y que fue asesinado en 2010–, la cual fue exhibida en 2012 en videos y fotografías con el entonces diputado federal priista Rafael Rodríguez González, esposo de la recién reelecta alcaldesa Amanda Gasperín, a quienes se les señaló en repetidas ocasiones por la muerte del panista, será la nueva titular del Instituto de Espacios Educativos en sustitución del cordobés Sergio de la Llave Migoni, quien a su vez ocupará la Subsecretaría de Gabriel Deantes en la Sefiplan?
Ahora sí que como decía el difunto periodista Pepe Murillo: “¡Ya no hay moral!”

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