Por Catón
Columna: DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
Parálisis educativa
2013-02-26 | 22:25:29
Dos tipos bebían en el bar. Le dice uno al otro, pensativo: “Creo que voy a divorciarme de mi mujer. Hace dos meses que no me habla”. “Piénsalo bien –le recomienda el otro-. Mujeres como ésa no son fáciles de hallar”…
Un invierno terrible se abatió en toda la comarca. Cayó una nevada como jamás se había visto. El paso por las carreteras quedó interrumpido; la vida cotidiana se paralizó. Alguien recordó que en una cabaña del bosque vivía un escocés con su mujer y sus hijos. Aislados como estaban, seguramente perecerían de hambre y frío.
La Cruz Roja formó una brigada de rescatistas que fueron en helicóptero en auxilio de la pareja. No pudieron aterrizar cerca de la cabaña, y hubieron de ir a pie. Tardaron casi dos días en llegar. Ateridos, agotados, llamaron a la puerta. “¿Quién es?” –preguntó desde adentro una voz débil. Contestó uno de los rescatistas: “La Cruz Roja”. Y dice el escocés: “Ya dimos”…
Un individuo viajó a una nación de oriente, y a consecuencia de cierta aventura que ahí tuvo contrajo una rara enfermedad venérea. Cuando volvió a su país lo primero que hizo fue ir con un doctor. El facultativo, después de revisarle la entrepierna desde una distancia de 6 metros, le informó: “Presenta usted un raro caso de gonosepticemia. Tendré que operarle la afectada parte”.
“¿Y podré conservarla, doctor?” –preguntó lleno de ilusión el lacerado. “Claro que sí –lo animó el médico-. En una cajita”. “¡No puede ser! –clamó angustiado el tipo-. Quiero una segunda opinión”. “Muy bien –dijo el doctor-. La corbata no le combina con el traje”.
Salió desesperado el individuo y fue en busca de un galeno oriental, que seguramente sabría más de esa enfermedad. En efecto, el hombre le dijo: “¡Ah, estos médicos occidentales! ¡Lo primero que quieren hacer es operar! No necesita usted operación, amigo. Dentro de 15 días la parte se le caerá solita”. (Nota: Y lo demás también)…
Muchos maestros pertenecientes al sistema oficial de educación hacen cada día su mejor esfuerzo, pero en general la calidad de las escuelas públicas se ha degradado por los vicios de un sindicalismo mal entendido y culpablemente tolerado.
Así las cosas, numerosos padres de familia, aun de modesta condición, prefieren hacer grandes esfuerzos para dar a sus hijos los beneficios de la educación privada antes que entregarlos a un sistema del cual se ha enseñoreado la mediocridad.
Igual sucede en la educación superior. La politiquería –casi siempre izquierdosa, que no de izquierda- se adueñó de algunas universidades públicas, y ha hecho de ellas cotos donde los dogmas del pasado conviven con el ocio y las corrupciones del presente.
(Dicho sea entre paréntesis, la maestra Esther Orozco, rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, libra un combate denodado para evitar que eso suceda en la institución a su cargo, y por eso se le hace objeto de continuos ataques y permanente acoso).
Hay estados del país, como Oaxaca, donde las labores escolares se suspenden con tal frecuencia que hace que la tarea educativa sea prácticamente inexistente. Obra de bien sería que los particulares crearan ahí planteles tanto de educación básica como de instrucción media y superior que suplieran las deficiencias de un sistema educativo caído en la parálisis.
No se puede admitir que todo un pueblo sea condenado a la ignorancia por la acción permanente de grupúsculos que mediante todas las formas de presión estorban cualquier intento de impedir que la anarquía y el caos sigan dañando a la niñez y a la juventud de esa entidad.
Sus gobernantes deben dar facilidades para crear opciones que acaben con la viciosa situación creada por quienes no miran al bien de la comunidad, sino se cuidan sólo de aumentar sus indebidos privilegios y de conservarlos. Y ya no digo más, porque estoy muy encaboronado…
El Lobo Feroz le dijo a Caperucita mostrándole las fauces, amenazador: “¡Te voy a comer, Caperucita Verde!”. Le responde la chiquilla: “Primero ve a que te curen ese daltonismo”…
Pepito miró a través de la cerradura del cuarto de la joven criadita de la casa, y la vio agitándose en el lecho al tiempo que decía con ansiedad: “¡Necesito un hombre! ¡Necesito un hombre!”. Pocos días después volvió a asomarse, y vio a la muchacha refocilándose cumplidamente con un tipo.
De inmediato Pepito corrió hacia su cuarto, se tiró en la cama y empezó a revolverse mientras decía ansiosamente: “¡Necesito un iPad! ¡Necesito un iPad!”… FIN.

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