Los dimes y diretes entre Fidel Herrera Beltrán y Miguel Angel Yunes Linares, se pueden resolver con un buen “tirito” entre ambos en un ring o simplemente que se de un debate como lo propuso en tiempo y forma el secretario de gobernación, Fernando Gómez Mont.
La problemática no es sencilla, es grave, muy grave porque ambos de odian a muerte y es tan grande el odio, que ya la gente empieza amagarse por el pleito que ya cumple algunos años.
Se trata de que se hagan la vida imposible y lo más delicado es que los asuntos personales los están llevando a los escenarios públicos que ponen en riesgo a la estabilidad y paz social de los veracruzanos.
No se trata de que se reconcilien, se trata de que ambos lleven la fiesta en paz y se dedique cada quien a sus propósitos y fines. Uno gobernador, Fidel Herrera y el otro a su campaña política, Miguel Angel Yunes, pero los dos en forma respetuosa deben conducirse y no meter a la gente en un conflicto que no conduce a nada.
Los efectos en cada acto que se da es redimensionado en los medios de comunicación locales y nacionales, pero deben hacer conciencia de que se afecta a la imagen del estado de Veracruz.
Ahora en el caso Herrera vs. Yunes, se registran acontecimientos insólitos y todo tipo de linduras que se registran, la mayoría se callan y se manejan bajo el agua en torno, a los efectos que se dan entre unos y otros por quienes son amigos de cada bando. También los que van de aquí para allá y regresan y se convierten en emisarios.
Alguien debe poner fin de a este pleito, y no llegue la sangre al río, porque al paso que van se darán muertos, muchos muertos, por el despiadado interés del poder político que no es nuevo y que ha sido parte de la historia de la humanidad y de las guerras de siempre.
También aquí hay quien disfruta de echar leña al fuego y provocan el encono entre ambos y entre quienes en una época fueron amigos y hoy se ven como los peores enemigos, en un conflicto que hasta parece bíblico.
El pleito es real y no puede ser simulado, existe y ojala entre ambos se de la prudencia, la tolerancia y la paz, para que no se exponga a los veracruzanos a un clima de inseguridad y de controversia, más grave al que ya existe entre otras entidades.
Las deserciones y cambios de partido como si se tratara de cambiar de calzones, no debe afectar a nadie, aquí ni falta el que se va, ni sobre el que llega, por eso, entre ambos grupos políticos se empiezan a dar las desbandadas y todo esto es natural, pero no debe pensarse que se trata de la tercera guerra mundial.
Los pronósticos son reservados en torno al resultado de la elección del próximo 4 de julio por la gubernatura veracruzana, pero de una vez por todas, se tienen que poner las cartas sobre la mesa, los electores dicen que van a votar por el menos malo, y en ese sentido la respuesta para llegar al resultado es fácil, aquí cada quien puede hacer su propia conjetura.
Otro aspecto importante es que los medios de comunicación o votan y no inciden en la opinión pública en torno a la reflexión del voto, por eso es que los propios ciudadanos van a dejarse llevar por el sentimiento, la razón y la simpatía, para emitir su sufragio en razón, de cual de los candidatos va a hacer el menor daño al estado de Veracruz. Los tres aspirantes son conocidos y visto desde una óptica transparente el resultado ya esta dado, ahora sólo hace falta que llegue el día de la elección y se cumpla este vaticinio.
Va a ganar a quien los veracruzanos consideren que va a ser el mejor gobernador y que en su ideal y pensamiento, no lleve una idea de confrontación y de pleito, sino de unidad y de progreso. Así las cosas.